35. La secreta virtud de Don Ambrosio
Aparece en silencio, como si flotara sobre el suelo de guijarros del cementerio. Viste un traje de chaqueta negro sobre una blusa blanca de la que apenas se ve la gorguera de puntilla que oculta su cuello.
Se sitúa al final del círculo que rodea la tumba de Don Ambrosio, el prócer del pueblo. Y comienzan los cuchicheos mientras el párroco sigue alabando, tal como reza el epitafio, las inquebrantables virtudes morales y rectitud cristiana del fallecido. Y siguen las elucubraciones. Esa barbilla es de Doña Paca. No, no, dice otra, el rasgo de los ojos, fíjate bien es igual que la de su hermana. La nariz, pétrea, sobresale de un cutis delicado. Tiene la desconocida un tono seductor en su porte que les hace recordar a aquella mucama que trajo él desde Cuba. Él nunca tuvo hijos, murmuran.
Y ella, silente, etérea, abre el círculo. Se acerca a la tumba. Se enjuga una lagrimilla díscola que rueda por su mejilla. Al tragar saliva la nuez de Adán sobresale de la gorguera.
Lee el epitafio. Y lo que comienza con una lágrima se acaba transformando en una incontrolable carcajada.
Gracias Ana. A ver si esta vez acierto más con el título y el contexto.
Por tus palabras, veo que lo que quería decir, se ha entendido.
Un abrazo también para ti. Y mucha suerte
La virtud de Don Ambrosio, que él se preocupó de que fuese pública, no resultó más que una débil fachada que ocultaba sus verdaderas actividades o apetencias, y que se derrumbó con estrépito cuando él ya no podía hacer nada por remediarlo, dando al traste con toda una vida de artificio y con su reputación de hombre recto.
Un saludo y suerte, Elena
Estas vida de hipocresía son muy interesantes. Lecciones de moralidad, mientras yo hago lo contrario.
Saludos
Elena, cuentas muy bien esta situacion tan particular. Suerte y saludos
Muchas gracias Calamanda. Suerte también para ti,
… Sorpresa mayúscula se llevaron en el pueblo, y seguro que tienen tema de conversación (y de más cotilleos e invenciones) durante semanas!
Ocurrente historia.
Saludos,
Carme.
Seguro que la sorpresa fue mayúscula y de conversación para años.
SAludos
¿Que final! diste justo en la tecla, dejándonos anonadados, no era lo que esperábamos.
Excelente.
Un abrazo y suerte.
Muchas gracias El Moli. Veremos si el jurado piensa como tú.
Un abrazo para ti y mucha suerte
Gracias Ana, veremos lo que opina el jurado.
Abrazos
Esmerado relato, Elena, y con un vocabulario muy bien escogido.
En cuanto al tema, pues, también, muy bien traído al concurso.
Suerte.
Muchas gracias Carles. Me alegran mucho tus palabras
Un abrazo y mucha suerte
Un gran relato Elena, se nota el oficio.
Mucha suerte.
Gracias por ese parecer Yolanda
Mucha suerte para ti
Buen relato salpicado de hipocresías, falsas virtudes y cotilleos. Y es que al final todo se descubre. Un cierre de historia muy logrado. Parece que oigo esa carcajada.
un beso y suerte Elena.
Muchas gracias Mª Belén. Ya veremos lo que ocurre que hay mucho relato bueno por aquí
Has encerrado toda la historia de una vida en tu relato, dotándolo de un sentido amplio de crítica, y además dibujando muy bien ese marco rural y su idiosincrasia. Mucha suerte 🙂
Gracias Juan Antonio. Me alegra de que opines que está bien.
Suerte también para ti.
Me he despistado un poco al principio, soy yo que estoy espesa, pensando en hijas secretas en lugar de amantes. Pero el golpe final lo ha aclarado todo. Has enlazado muy bien la gorguera en el principio y el final.
Bueno Reve si al final se ha aclarado todo, me conformo.
Muchas gracias
Buenísimo el relato que retrata a la perfección las loas (generalmente exageradas y vacías) de los párrocos y el interés (o mejor dicho el cotilleo) de los convecinos. Me ha parecido bien escrito y me ha encantado el detalle de la gorguera que, junto con el título, redondea el micro.
Besotes.
En mi primera lectura no me he enterado qué me cuentas. En la segunda lectura logro ubicar la focalización. En la tercera comprendo que se trata de un amante masculino del fiambre. Me despisté en «esa barbilla es de Doña Paca», pensé que era la barbilla del muerto. En fin, Elena, un relato con tu toque de humor e ironía. Suerte.