Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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30. La soledad (M.B. Cotero)

Cuando aún faltaban un par de horas para la medianoche, Soledad se sentó a la cabecera de la larga mesa donde minutos antes, sobre el bordado mantel, había colocado dos botellas de champán, dos copas y un par de velas rojas.

Mientras escuchaba a Schumann, hizo repaso de su vida: éxitos y fracasos, pérdidas, ilusiones, sueños y esperanzas. Sin embargo, la música no consiguió mitigar la tristeza que en ese momento embargaba su corazón.

Al mirar el reloj, advirtió que solo quedaban cinco minutos para las doce. Encendió la televisión y cuando empezaron a dar las campanadas de fin de año, de pie, alzó la copa y brindó por todos sus familiares y amigos conocidos y desconocidos.

Acompañada del sonido de cohetes y petardos, pidió un deseo.

15 Responses

  1. Ángel Saiz Mora

    La soledad, cuando viene impuesta, es una dura carga, más todavía en ciertos momentos en los que parece obligación estar acompañado. La algarabía en la televisión y en la calle contrasta con esa mesa vacía, en la que haber puesto dos copas sólo acentúa la situación de una protagonista a la que su nombre, como el título de tu relato, le va que ni pintado. Espero que, pese a todo, el eco de su brindis le llegue a alguien.
    Suerte y un saludo, María

  2. Towanda

    Hola, María.

    Ojalá se cumpla ese deseo y, al próximo año, pueda llenar las dos copas. Como dice Ángel, la soledad impuesta es -en ocasiones- inasumible.
    Un relato triste, pero esperanzador.
    Un abrazo.

  3. Ana Fúster

    Ay, que ese deseo del final me deja un poso muy inquietante… Si es lo que realmente quiere, sea lo que sea, ojalá se cumpla. Besos y suerte.

  4. María José Escudero

    Yo también espero que se cumpla el deseo de Soledad y pueda por fin brindar acompañada. Para empezar, si yo fuera ella, me haría llamar Sol . Mucha suerte, María y un beso con abrazo.

  5. Creí que era el único que pensó mal, pero veo que Ana F. también. Aunque creo que si fuera esa la interpretación correcta, no pondría dos velas. También intuyo una posible muerte como deseo para irse con su esposo difunto; o mejor simplemente que de una vez por todas el mundo se acuerde de que ella existe. Suerte, María.

  6. María Cotero

    No, hombre no, no seas tan mal pensado. Este caso particular hace referencia a una mujer que se ha quedado sola y que se había ilusionado con alguien que le ha dado un plantón. Pero bueno, lloró un poco y se recuperó, ja ja; por eso tuvo humor para encender la tele, brindar y pedir un deseo, que no lo dice por si acaso no se cumple.
    Sin embargo, en estos señalados días hay mucha gente que sufre de soledad y abandono.¡ Eso si que es triste! Saludos.

  7. Me ha encantado, María. Se respira un atmósfera densa… dos horas que pasan en un suspiro porque incluso en su mente hay una gran intensidad, no solo en el la forma de presentarlo.
    Felicidades. Terrible, y a veces bendita soledad.
    Bsss

  8. María Cotero

    Luis, pues sí, bendita soledad cuando es elegida. Porque en soledad surge lo creativo y bello. Igualmente, bendita compañía cuando también es elegida.
    Gracias por tu comentario. Abrazos.

  9. La Navidad tiene muchas cosas. Una de ellas es que por mucho que releguemos a la soledad esta aparece desprovista de cualquier disfraz y se muestra tal cual, sin posibilidad ignorarla, aunque sean durante algunos instantes. Me ha gustado mucho como has tratado el tema. Creo que llega muy bien. Enhorabuena. Mucha suerte 🙂

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