28.La sonrisa del ratón
Había sido un curso muy duro. Hice cuanto pude para obtener la máxima nota en el examen de selectividad, pero no fue suficiente para acceder a la universidad pública, unas décimas de menos y mi vocación al traste. La carrera deseada se impartía en una inaccesible facultad privada, que con el sueldo de mi padre no me podía permitir. Conseguí sumar amargura a la que ya arrastraba desde la pérdida de mamá.
Llevaba sin salir desde entonces, hasta que mis amigas me convencieron para asistir al baile de máscaras del casino. Acepté, al fin y al cabo, allí no tendría que mostrar mi rostro, falto de alegría desde hacía meses. Una vez allí me sentí fuera de lugar, rodeada de personas felices y pudientes, cuando apareció aquel tipo armado. Oculto tras una máscara de Mickey Mouse, desvalijó a todos con rapidez y eficacia, en mi caso apenas contribuí a engrosar su botín, que sin duda fue sustancioso.
Semanas después, papá anunció que había obtenido un ascenso, que ahora podía costear mi carrera. Todo se lo debo. Nunca le contaré que en un cajón descubrí un día una pistola de juguete, junto a ella, un ratón sonreía.
Muy ingenioso. Triste realidad bajo la sonrisa del ratón más famoso y animado. Suerte.
Tienes razón, hasta el bueno de Mickey puede ser utilizado de modo perverso. Muchas gracias por tu comentario. Un saludo.
La máscara de la universitaria también está ahí , aunque sin gomas, es solo un gesto cómplice.
Muy interesante.
JM
Entre padre e hija se ha establecido un silencio sobre el asunto, que a ninguno le interesa airear. Se supone que ha sido por una buena causa, un poco como Robin Hood, pero con careta de ratón. Gracias. Saludos
Aunque aportara poco al botín es de suponer que se lo devolvería, que una hija es una hija. Entrañable y bien contado.
Felicidades Ángel.
Seguro que se lo devuelve, ese hombre lo da todo por su hija, aunque sin decir una palabra ninguno de los dos sobre el asunto. Valoro mucho tu opinión, gracias.
Los padres por sus hijos, hacen cualquier cosa.
Claro que éste fue un poco más lejos. Pero mira, que si se lo quitó a los pudientes… mejor que mejor.
Espero que la hija saque buenas notas.
Un abrazo.
Figúrate que después de todo la hija sale mala estudiante y decide poner un estanco. Pobre hombre, tendría que robar bancos o dedicarse al narcotráfico para sufragar la inversión, y eso son palabras mayores. Conozco padres que establecen ciertos límites a la hora de dar todo a sus hijos, no sólo materiales, pero no el de este relato. Muchas gracias por tus amables palabras.
Dicen que robar al que le sobra es una buena obra. En este caso fue por pura necesidad. Además, si las cosas les fuesen bien, algún día podrían devolver de alguna forma el dinero… Eso sí, ahora sería la hija y vestida de Minnie mouse, para ser justos. Muy buena idea, Ángel, y muy bien contada. Felicidades y suerte. Saludos
Los padres nunca suelen pedir cuentas, pero sí debería salir de esa hija devolver tantas atenciones a su progenitor, que hasta ha delinquido por ella. Gracias, Juana Mª. A ver cuando otro relato tuyo. Saludos.
Si son tan pudientes tampoco les afectaría tanto y quedaría en un susto, y al hombre le solucionaría la papeleta. Me ha gustado el guiño de Mickey porque le resta maldad al padre. Enhorabuena. Nuria
Nada malo puede tener el ratón más bondadoso jamás creado. El padre necesitaba ese rostro inocente y casi beatífico para disfrazar lo que de malicioso pudiera tener su acto. Gracias por tu comentario. Un saludo.
Confieso que a mi Mickey siempre me ha dado miedo, pero en este caso, me ha caído bien. Todo un padrazo, si señor. Saludos
Hay que admitir que es un roedor de color oscuro y eso puede echar para atrás, pero le salva esa sonrisa amplia. Lo importante para el padre es que no le haga falta usar más esa careta y la pistola, aunque sea de juguete. Muchas gracias y un saludo.
Precioso relato,
Está lleno de ternura, qué no hace un padre o madre por los hijos!
La última frase me ha encantado.
Un saludo
Un padre que no nos consta que sea cariñoso en el trato, pero sí que pone en práctica aquello de «obras son amores». Gracias por tus palabras. Un saludo.
Que bueno!!!!
Tiene todos los ingredientes: intriga, máscaras, actualidad y un desenlace perfecto.
Lo único malo es que quizá cree tendencia, más de uno tendríamos que disfrazarnos y atracar a alguien para pagar la universidad de nuestros hijos.
En fin muchas felicidades Ángel.
Un abrazo.
Cuánta razón tienes, Asun. A veces parece que no queda otra alternativa que coger la pistolita y la careta, pero no lo hacemos porque somos honrados, pese a ser pobres. Muchas gracias y un abrazo.
Me ha gustado Ángel. Es una historia bonita y agridulce, pero con final feliz. Y escrita con gran estilo…
Estoy por decirle a mi padre que necesito un iphone o un utilitario… O mejor no, que se acerca Carnaval!!
Enhorabuena, Ángel!!
Un saludo!
Hay una protagonista o personaje principal, pero es el padre quien tiene toda la iniciativa, el que hace que sus vidas cambien, aunque nunca salga de ese anonimato. Muchas gracias, Ana, por leerlo y valorarlo. Saludos.
No sé si va a colar lo del iphone, pero sería cuestión de probar, en el carnaval todo parece posible.
Enhorabuena a ti por sacar a relucir tu humor y creatividad en todo momento, también en este comentario. Gracias y un abrazo, M.A.
Un padre hace lo que sea por sus hijos, por devolverles la sonrisa y asegurarles un futuro. Al final no hay buenos ni malos. Escritores buenos sí que hay, y da gusto leer sus historias. Mucha suerte Ángel. Un abrazo
Comentarios como éste, viniendo de quien vienen, me llenan tanto que casi me paralizan, aunque al mismo tiempo y por igual también me motivan. Mil gracias y un abrazo.
Ángel, me ha gustado mucho. Solo espero que no cunda el ejemplo. Conforme están las becas hoy en día ya me veo a todos los personajes de Walt Disney robando, ja,ja,ja. Abrazos.
Para crear tendencia hay que tener mejores ideas que las mías, eso seguro. Habrá que tener esperanza en que las cosas mejoren y nadie llegue a estos extremos. Muy agradecido por pasarte a comentar. Un abrazo.
Excelente reflexión sobre la wertgüenza que nos rodea.
Un abrazo, Ángel.
No escribí este relato con intención política, aunque al hilo de tu comentario, parece claro que este humilde texto, de alguna forma, viene a decir que si hay algo en lo que merece la pena volcarse es en la educación de nuestros niños y jóvenes. Un abrazo.
Ángel, una historia con final feliz. Los padres siempre estamos dispuestos a hacer todo por los hijos, bueno éste fue más atrevido para conseguir su próposito.
Me ha gustado mucho.
Suerte y un saludo para ti.
El amor de los padres por sus hijos siempre es incondicional. La pregunta es si debería haber un límite o una frontera en esa entrega ciega. Me alegro de que te haya gustado y gracias por comentar. Un saludo.
Un padre que hizo por dar carrera a su hijo ¿demasiado?, a veces se sobrepasan los limites de lo legal por una buena causa.
Lo que llamamos «legal» es una barrera que los hombres han establecido con criterios lógicos, lo que ocurre es que a veces esa legalidad debe romperse por una lógica superior. Muchas gracias y un saludo.
MUy buena esa sonrisa de ratón, Ángel. El ingenio es lo que vale a veces y por supuesto, saber guardar un secreto.
Suerte.
Besicos muchos.
El secreto conocido por sólo dos personas, el padre y su hija, es el motor de este relato, algo que ni ellos mismos mencionan en privado, no lo necesitan, hacerlo supondría romper un pacto no escrito y quizá la destrucción de esa realidad que les interesa tal y como está. Muy agradecido por tu comentario, Nani. Otro beso para ti.
Ingenioso juego de complicidades, de máscaras, con un final feliz. Como, además, todos somos un poco Robin Hoood (sobre todo si no es nuestro bolsillo el que tocan), los personajes y la situación se nos hacen simpáticos. Solo me parece mejorable que la máscara sea de Mickey…; porque, a pesar de resultar simpática… ¡se ha visto ya en tantas películas…!
Pese a todo, ingenioso y bien llevado. Enhorabuena, y suerte.
Un saludo.
Efectivamente, todos somos un poco Robin Hood, menos los ricos, esos lo que tendrían que ser es generosos. La decisión de escoger a Mickey fue para contrarrestar la inocencia infantil que representa frente al hecho de un delito consumado, aunque se haga por una buena causa. No sé si habrá algo que no haya salido ya en las películas. Muy agradecido por tu comentario.
Buenísimo tu relato. Me ha gustado el tono decadente que sigue la estela de la protagonista de la actual realidad, en la que mucha gente no puede costarse unos estudios, pese a ser válidos para ello. Y el final apoteósico con esa sonrisa del ratón. Y después quieren que creamos en el ratoncito Pérez. Seguro que sube al podium.
Muchas gracias, Lorenzo, el podium te lo voy a poner yo a ti por tus palabras, las de este comentario y las de tus relatos. Es verdad que los roedores nunca han sido muy de fiar, por mucho que sonrían. Saludos.
Muchas gracias, Juan, siempre es un lujo leerte y me alegro infinito de que te haya gustado este relato. Los ratones son pequeños, pero muy inteligentes, más si son «coloraos», seguro que tenemos mucho que aprender de ellos. Un abrazo.
Hola, Ángel.
Pues ¿qué quieres que te diga? Yo me alegro mucho de que pudiera estudiar (del modo que fuese), que yo no soy juez y de este secreto no pienso decir nunca nada.
Muy bueno.
Un abrazo.
Es lícito transgredir límites y normas cuando se nos niega lo esencial. Gracias por guardarme el secreto y por tu amable visita. Otro abrazo para ti.
Me gusta pensar que esa sonrisa del ratón es también la del padre que puede darle un futuro a su hija, y ese juego de complicidades que solo nosotros como lectores conocemos: el padre que no sabe que su hija sabe lo que ha hecho por ella.
Suerte y saludos.
Ese padre daría la vida por su hija o se volvería, como ocurre, delincuente, lo que no hará nunca es admitir un delito que haga que ella, beneficiaria de su sacrificio, se pueda sentir culpable. Como el ratón, el padre sonríe y guarda silencio. Gracias por tu comentario y un saludo.
Ángel, divertido relato que no daña a nadie y a nosotros nos haces sonreír.
Un abrazo
Técnicamente el padre cometió un delito, pero se lo perdonamos. Muchas gracias. Un abrazo.