88. LA VALLA
Llevo todo el día tirado, sin hacer nada ni hablar con nadie. Solo puedo esperar a que oscurezca. Por aquí se dice que esta noche es propicia, que la luna no se va a asomar. Yo ya estoy resignado a mi suerte, será mejor seguir al grupo. Hace ya casi seis meses que salí de mi aldea detrás de ese sueño que hoy me parece una pesadilla. Llevo semanas durmiendo a la intemperie, apenas sin comer. Me han robado el poco dinero que me quedaba y temo que algo grave me pueda suceder. La desesperación ensucia las almas y ya no sé en quién confiar. Hasta ahora, solo me he encontrado mentiras y sucios engaños. La verdad, no me importará morir si hoy no logro por fin saltar la valla.
Cuántas personas, en la desesperación que da la necesidad, arriesgan su vida tras hacer oídos a esperanzas falsas, fomentadas por desaprensivos, auténticas mafias que les exprimen lo poco que tienen; a veces, como es el caso de tu protagonista, hasta las ganas de vivir.
Un relato muy actual y que, desafortunadamente, tiene más de realidad que de ficción.
Un saludo y suerte, Manuel