60. LA VERDADERA Y JAMÁS CONTADA VIDA NOCTURNA DEL HOMBRE INVISIBLE
No sé si soy invisible o que nadie se fija en mí, pero qué más da ya. En mi familia de superhéroes todos salvo yo llevaban vistosos trajes ajustados, y yo no era más que una aberración, un error, una vergüenza familiar.
—¡Quita de ahí, inútil, y ponte algo, que no tropecemos contigo!, me decían, lo que confirmaba que no era más que un mero estorbo indiferente para todos. Al menos podía aprovechar mi invisibilidad para que me dejaran en paz con mi apagada existencia.
Arrinconado por los brillantes triunfos de los míos, tuve malsanas tentaciones y me hice mirón de vestuarios. También atraqué bancos al abrigo de mi transparencia. Sin embargo, lejos de sacarle un partido sucio a esta circunstancia, venciendo la decepción y sin dejarme seducir demasiado por lo prohibido, decidí abrirme camino y hacer el bien, no como mi familia, sino a mi manera. Desde entonces, todas las noches me cuelo en los dormitorios donde hay niños abandonados y, mientras sueñan, les dejo unas monedas a quienes han perdido algún diente de leche.
Aunque tarde, creo que mi vida ha dejado de ser frustrante y desaprovechada.
De inútil y despreciado, a invisible de provecho. Me han entrado ganas de volverme invisib
Los héroes lo son por muchos motivos.
Un saludo
JM
Nos has descubierto al verdadero Ratoncito Pérez. Un hombre invisible, que cono cualquier hombre visible, ha encontrado por fin su vocación, su destino, su verdadera y jamás contada debilidad: hacer felices a los niños abandonados.
Una bonita historia!!!
Suerte, Juan Manuel.
Y eso que estuvo a punto de hacerse ruin y pecador.
Un saludo
JM
Dicen que en esta vida no hay nada peor que ser invisible. En el caso de tu protagonista resulta aún peor, pues a pesar de tener un don mágico, se encuentra abocado a que la historia le ningunee, con la carga de un anonimato impuesto. Tras superar una fase oscura, ha encontrado su camino, una labor encomiable, a su medida, aunque nadie pueda verle y le tomen por un mítico ratón.
Alguien tenía que contar esta historia inédita, simpática y tierna, quien mejor que tú.
Un abrazo y suerte, JM.
Y quién mejor que tú, maestro, para comentarla con tanto acierto.
Un abrazo
JM
Al final, como buen hijo de superhéroes, vence el bien a la tentación del mal. Qué invisible son a veces las buenas acciones cuando no se espera ninguna otra recompensa que la satisfacción de un trabajo bien hecho. Simpático relato, Juan Manuel, un saludo!
Al fin hay un superhéroe útil y compasivo.
Un saludo
JM
Juan Manuel, fenomenal lección de superacion. Un giro simpatico en el clásico tan conocido. Suerte y saludos
Si los superhéroes contaran las frustraciones de su infancia dejarían de ser tan arrogantes.
Un saludo
JM
Da pena ese superheroe despreciado por su familia. Menos mal que terminó cogiendo un camino lleno de magia para aprovechar su poder. Muy tierno. Suerte!
En esa familia de postín, los actos heroicos eran muy superficiales. En cambio él supo darles un toque útil.
Un saludo
JM
Mira tú por dónde hemos averiguado la verdadera identidad del Ratoncito Pérez, entonces ¿A quién vi yo de niña? Con sus grandes orejotas y bigotes juguetones.
Qué relato más bonito has ido creando, parecía una triste historia y termina llena de magia.
Saludos JM y mucha suerte con éste.
Así fue en realidad, lo que pasa es que a los niños solemos contarles cosas menos realistas.
Un saludo
JM
Pobre ratoncito Pérez, con lo importante que es para los niños!! Suerte y felicidades.
Besicos muchos.
El ratoncito Pérez es una artimaña de las familias para infantilizar a los niños. Menos mal que el hombre invisible no se lo toma a mal.
Un saludo
JM
Una sonrisa enorme gracias a tu relato.
¡FELIZ 2018!
Me he propuesto este año hacer sonreír a todo el mundo. Un saludo
JM