Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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71. LA VIDA ANTE SUS OJOS

Trajimos a casa un pajarillo caído del nido. Salvarlo sería una vivencia extraordinaria y poco habitual para un niño de ciudad como nuestro pequeño. Compartimos en redes sociales su carita escuchando las indicaciones de cómo cuidarlo hasta el momento en que pudiera volar por sus propios medios. Estábamos muy orgullosos de representar el paradigma de la vida ante sus ojos. Le preparamos una casita y la abastecimos con agua y semillas, dispuestos a vivir con nuestro hijo una aventura emocionante, ante la mirada atenta de nuestros seguidores.

Durante dos días nuestra vida giró en torno al pajarito, hasta que en una retransmisión en directo ante más de quinientas personas, Carlitos, convencido de que había llegado el momento, corrió hacia el balcón, abrió sus manitas hacia el cielo y lanzó al diminuto polluelo. El pequeño gorrión aleteó brevemente y, tras un picado bastante pronunciado, desapareció de nuestra vista. El niño, creyendo haberle salvado la vida, sonrió a la cámara, feliz. Pero no tan feliz como el gato que jugueteaba en el jardín y vio caer ante sus ojos semejante manjar. Ni tan feliz como la lagartija que, aprovechando la confusión del momento, escapó de entre las fauces del gato.

2 Responses

  1. Ángel Saiz Mora

    La vida está asociada a la muerte, tanto es así que en no pocas ocasiones para que unos vivan otros mueren, no tenemos más que pensar en todos los animales que se consumen, además de los vegetales, para poder seguir vivos. Los padres y el niño hicieron lo que creyeron correcto, de los condicionantes posteriores ya no son responsables, no pueden ni siquiera imaginarlos, es lógico que se queden con lo último. Menos habría durado el pajarillo solo y recién caído del nido. Lo importante es hacer lo correcto, si además se genera algo de ilusión y buen ejemplo, mejor aún.
    Una historia creíble y con mensaje.
    Un abrazo y suerte, Nieves

  2. Rosalía Guerrero

    Ay, Nieves, pobre pajarillo. Me imagino la cara de los padres al ver la sonrisa del niño que ignora que se lo acaba de cargar.
    Eso si, ya queda claro que la vida es una rueda y que no hay mal que por bien no venga.
    Un abrazo y suerte.

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