132. Laberíntico plan
Tenía una especial habilidad para manejarlas a todas. Rara era la que se le resistía. A la última más de una vez la había mirado de reojo, cuando a menudo se acercaba a buscar a alguna de sus compañeras, pero nunca hasta ese día se había propuesto detenerse con ella.
Recordó, de pronto, que en su casa no querían ni oírla nombrar, ya que hacerlo les evocaba una tarde aciaga en la que su hermano pequeño desapareció durante horas en la feria del pueblo. Por eso, se acercó a ella como quien lo hace a un fruto prohibido: con mucho sigilo y con un deseo irrefrenable de probarlo. Primeramente, se interesó por el origen y significado de su nombre. Después, dando rienda suelta a su imaginación, se dejó atrapar por su sugerente imagen, en la que se adivinaban sinuosas curvas y oscuros y húmedos recovecos. Su objetivo, al igual que con las otras, era conseguir que ella se prestase con él a todo tipo de juegos. Para ello tenía que conocerla en profundidad, en el sentido más amplio de la palabra.
El sonido del diccionario al impactar contra el suelo interrumpió su laberíntico plan.
A ver si lo interpreto bien, no quisiera equivocarme.
Se trata de una palabra buscada en el diccionario, antes vista por el o la protagonista, pero sin que hasta entonces haya suscitado su interés. Es ese halo prohibido que tiene lo que hace que sea atractiva.
Las palabras tienen origen y significado, además de una grafía con curvas y recovecos. La palabra que tiene relación con el extravío del hermano del o la protagonista, por lo que podría ser perfectamente esa: «extravío».
Espero haber acertado, aunque puedo haber fallado estrepitosamente, ya me dirás, en todo caso, me gusta tu texto.
Un abrazo y suerte.
Hola Ángel, has interpretado estupendamente el relato, salvo la palabra que es «laberinto». El hermano se perdió en una barraca de feria que era un laberinto. Por eso la palabra trae malos recuerdos a la familia. Gracias por tu comentario y otro abrazo junto a mis deseos de suerte para ti.
El relato me gusta. Resulta atractivamente misterioso. La interpretación no la tenía clara (culpa mía) pero Ángel desde luego ha logrado ponernos en el camino. Mucha suerte 🙂
Gracias Juan Antonio, me alegra que el micro te resulte atractivo y misterioso. Como bien dices, Ángel, lo ha resuelto muy bien. Saludos y suerte para ti.
No era fácil el reto que te has propuesto, hablar de algo pareciendo que hablas de otra cosa. Muy bien resuelto.
Un saludo.
Me alegra haber logrado el efecto de parecer que hablaba de algo diferente, ese era el objetivo del micro. Muchísimas gracias, Reve Llyn. Saludos.
Juana, insinuante laberinto. Nos llevas de la mano de nuestra imaginación hacia una salida original e inesperada. Muy bueno. Abrazos.
Celebro que te haya gustado y que me lo digas tan generosamente, Salvador. Abrazos también para ti.
Entiendo el relato como está escrito, un alguien que quiere «poseer» a algo o alguien prohibido. Todo parece que es un hombre a una mujer, pero la aparición del diccionario me hace sospechar en un utilizador de palabras, un escritor, aunque no sé que tiene que ver la feria del pueblo y los recovecos húmeros. En fin, un acertijo. Suerte.
Hola Ximens, aunque tarde, contesto a tu comentario. Para mí es un logro que te haya resultado un poco acertijo, ya que siempre peco de ser demasiado previsible, tal como me sueles comentar. Efectivamente, se trata de alguien buscando la palabra «laberinto» en el diccionario y su relación con ella. En su familia es una palabra que trae malos recuerdos, ya que el hermano pequeño se perdió durante unas horas en una atracción de feria que era un laberinto. La palabra nos trae la imagen de esos grandes laberintos ajardinados en grandes ciudades, de ahí lo de «sinuosas curvas y oscuros y húmedos recovecos». Muchas gracias por comentar. Suerte también para ti. Saludos
Un laberintico relato, me ha gustado.
Un abrazo
Mil gracias, Blanca. Celebro que te haya gustado. Otro abrazo para ti.
Juana Mª, nos regalas un cuento encriptado. Siempre resulta entretenida una historia así. Suerte y saludos.
Me alegro, Calamanda, que te haya resultado entretenido por lo encriptado el micro. Suerte y saludos también para ti.
¡Buen relato Juana! De los que nos obligan a cavilar, a intentar descubrir el verdadero sentido de la historia que, desde luego, no es el que en un principio nos haces entrever. Ana puede haber acertado, ya nos dirás.
Suerte y abrazo.
Hola, Rafa. Sí, Ana dio en la diana, aunque Ángel lo dejó muy trillado. Veo que he conseguido, al menos, dar a entender que hablo de otra cosa, hasta que la mención del diccionario desvela la verdad. Gracias por tu pequeña cavilación. Suerte y abrazo también para ti.
Buen relato con acertijo incluido. Desde luego nos has hecho pensar y apostar por la palabra misteriosa.
Suerte
Gracias, Mª Belén, por comentar que te ha resultado un poco acertijo. De eso se trataba. Suerte también para ti.
Efectivamente, Ana, la palabra es «laberinto». Gracias por tus amables palabras. También suerte y otro beso para ti.
Lo he interpretado bien, según leo en los comentarios, solo que yo pensé en la palabra «laberinto». Me ha encantado tu relato, sobre todo, por la doble lectura que ofrece y que es difícil conseguir.
Perdón, la palabra que yo pensé no era laberinto, sino ‘secuestro’.
Muchas gracias, Lorenzo, por comentar valorarando así la doble lectura del relato. Me ilusiona que te haya gustado. Saludos y suerte para ti.