127. LADRONES DE TUMBAS (Rafa Heredero)
Tras asistir a la ejecución del ladrón de cadáveres cerca del árbol que siempre se utilizaba como horca, su viuda solicitó permiso para poder inhumarlo. Profanar enterramientos, en cualquier sentido, estaba castigado con la pena de muerte, y el hombre había sido detenido esa mañana con el cuerpo de un recién nacido, enterrado la tarde anterior, oculto entre sus ropas. Fue juzgado como uno de esos anatomistas que aprenden su ciencia de la disección de cuerpos sin vida, y su condena se decidió de inmediato.
La mujer pudo descolgar el cadáver de su marido e introducirlo en un tosco ataúd dispuesto sobre la carreta que ella misma guiaba. Pero antes de clavar su tapa, y con la atención de todos los verdugos puesta en lo que hacía, vació en él un saquito de cuero que llevaba consigo. Una lluvia de monedas de oro, con el brillo de un relámpago, cayó sobre el ahorcado, y su tintineo, sonoro como un trueno, pareció dibujar una amplia sonrisa sobre su rostro. Después arreó a la mula y emprendió la marcha hacia el cementerio, sin mirar atrás, ni tampoco al lúgubre árbol que, buen conocedor del alma humana, esperaba impasible a sus futuros inquilinos.
Estos verdugos van a ser víctimas de sus propias leyes, una venganza inteligente la de esta mujer. Original historia, buen relato. Suerte.
Saludos.
Gracias por tu comentario, Beto. Ella debía conocer bien la naturaleza humana.
Un saludo.
Las monedas pueden brillar como un relámpago y tintinear como un trueno en el mundo de los hombres, que todo lo complican, donde ni siquiera los muertos tienen descanso. El apacible árbol, mucho más sabio, asiste como espectador a los últimos movimientos de esas criaturas tan inquietas y retorcidas.
Original texto. Un saludo y suerte
Hola, Ángel. La naturaleza suele ser más sabia que esas criaturas tan retorcidas, y más con dinero por medio.
Gracias por comentar y un saludo.
Raf, felicitarte por tan maravilloso relato. Mucha suerte
Esther, estoy encantado de que te guste el relato. Gracias por tus deseos.
Un saludo.
Muy buen relato, con un final finamente sugerido. Suerte.
Muchas gracias por tu comentario, Antonio, y gracias por tus deseos.
Un saludo.
Rafa, singular relato y no menos inquietante su final; que da para muchas interpretaciones. Suerte y saludos
Gracias, Calamanda. Me gusta que los relatos puedan tener varias interpretaciones para los lectores. Está bien que cada uno tenga su punto de vista.
Un saludo.
Bueno, con las monedas de oro habrá más asesinatos. Muy bien contado, amigo. Mucha suerte, Sotirios.(sotiriosmoutsanas.blogspot.com)
Hola, amigo Sotitios. Ya se sabe que con dinero por delante, los humanos somos capaces de cualquir cosa.
Gracias por pasarte por aquí y un saludo.
Original relato, con imágenes muy visuales que pueden sugerir varias interpretaciones. Y varios contextos también.
Pero sobre todo me ha gustado la originalidad.
Saludos
Gracias por comentar, Asun. Quería dar una vuelta de tuerca a esas historias que tantas veces hemos visto, y enfrentar a los verdugos a la tentación que los puede convertir en víctimas. Y luego que decidan ellos.
Un saludo.
Confieso que me costó un poco ver el significado de las monedas y encontrar la tormenta. Pero cuando lo descubrí, me pareció brillante. El relato, quiero decir.
Pues muchas gracias, Edita. Sí, está un poco oculto, pero las tormentas que se pueden desatar por la codicia, desgraciadamente siempre nos tocará sufrirlas.
Un saludo.
Inquietante relato e inquietante personaje. Gran relato. Mucha suerte 🙂
Gracias por tu comentario, Juan Antonio. Los personajes inquietantes suelen dar mucho juego, y que alguno de los míos te lo parezca me hace mucha ilusión.
Saludos
Un buen relato. Me gusta.
Abrazos.
Gracias, María. Me alegro de que haya gustado.
Un saludo.
Buen relato a la vez que inquietante con esa protagonista…
Un saludo
Gracias por pasarte por aquí, Blanca. Me alegro de que haya gustado.
Un saludo.
A me ha gustado mucho, está lleno de matices, solo que…veo la tormenta muy cogidita con pinzas. Es lo único que lo penaliza. Sigue siendo un gran relato. Su marido muerto por profanar tumbas. Su marido enterrado con oro ¿Cuál será el `primero que quebrante su descanso? Excelente.
Saludísimos.
Hola, Barlon. Gracias por tu comentario, y me alegro de que te guste. Al principio pensé que a esta escena del ahorcado le iba bien como escenario una lluvia torrencial, pero luego me pareció un tanto tópico y además quería que la lluvia y la tormenta no fuera solo un elemento decorativo más del relato; buscaba una forma de integrarla en la trama, pero no me salía, así que abandoné la idea, y cuando estaba escribiendo otro me dio por pensar en los desastres que causa la codicia, y de ahí al brillo del relámpago y al trueno, y me pareció una buena metáfora de las tormentas que se pueden desatar, sí algo traída por los pelos, pero me quedé contento.
Me gusta eso que planteas sobre quién será el primero: ¿el más codicioso, el más valiente, el que más sepa esperar…? Alguno cae, seguro.
Un saludo.
Impactante relato y todavía más lo que sugiere. Me parece que el árbol va a tener mucho trabajo. Hábil venganza la de la mujer, conocedora profunda del alma humana.
Hola, Gloria. Sí, esa mujer sabía muy bien lo que tenía que hacer. Y al árbol a lo mejor le faltan ramas.
Gracias por tu comentario y un saludo.
Original y muy inteligente relato: la tormenta está oculta, o está aún por venir, cuando los verdugos cedan a la avaricia.
Suerte y abrazos.
Gracias, Anna por pasarte por aquí. La tormenta ya se ha empezado a formar, como lo hacen las otras, con el relámpago y el trueno, esta vez en la cabeza de los verdugos. Así me gusta pensarlo.
Un saludo.
Interesante la reflexión que nos propones sobre la justicia y la codicia humana. Suerte tocayo.
Hola, tocayo. ¡Qué casualidad que fueras la primera persona que conocí de ENTC, hace ya una semana! Gracias por tu comentario. Ya se sabe… esa codicia, cuando te atrapa es como un pozo sin fondo.
Un abrazo.
A ver quién es ahora el que cumple la ley… Muy bueno Rafa, me ha gustado mucho el relato. Saludos.
Gracias por tus palabras, Ana. Me alegro de que te haya gustado. Seguro que más de uno se arriesga. Esa codicia tan tentadora es capaz de hacer que se atrevan.
Un saludo.
Hola, Ana. Para mí el oro es el cebo que utiliza la viuda como instrumento de venganza. Quiere que la vean para que no se les quite su brillo de la cabeza y alguno caiga en la tentación. Pero tu interpretación es muy sugerente: que el mismo dinero entregado sea a la vez su posible causa de perdición. Las lecturas son siempre de cada lector. Y me encanta que se puedan sacar matices a los relatos.
Muchas gracias por tu aportación y otro beso para ti.
Nada mejor que la codicia para desatar tormentas en el corazón humano. Aunque, como dice Barlon, el tema del mes pueda parecer cogido por los pelos, a mí me convence la metáfora. También me parece estremecedora la frialdad de la mujer. Saludos y suerte.
Hola, Ana. Esa era la idea principal. Provovar una tormenta en el alma humana con un cebo irrrsistible. Y que cada verdugo la soporte como pueda. Gracias por pasarte y dejar tu comentario.
Un saludo.
Rafa, excelente narración y un final muy original. Muy inteligente esta mujer. Un beso
Gracias por tu comentario, Concha. Yo creo que esa mujer sabía cómo poder vengarse. Crear un anhelo que parece fácil, pero con ese peligro… pienso que a más de uno lo atrapa seguro.
Un saludo.
Yo me quedo con la imagen del árbol. Creo que me acompañará como una lección de creación de símbolos. Después ya mucho más abierto todo lo demás. Seguro que mi interpretación dista del original por lo que leo en los comentarios, pero que le cojan con el cuerpo de un bebé no puede ser casual. Algo tendrá que ver con la venganza de la viuda. ¿Tendrá tan pocos escrúpulos como para robar un cadáver con sangre suya?
Hola, Lorenzo. Sugerente interpretación la que propones, y en cuanto al árbol, bueno, es el que abre y cierra el relato. No dudo de que va a continuar con su función.
Gracias por tu comentario, y un saludo.
Rafa, buena apuesta y en mi opinión mucho de cuento para contar, si me permites la redundancia. Me llevaste a un escenario de Tom Sawyer, así de claro.
Suerte
Gracias por tu comentario, Manuel. Pues ese es un escenario ideal para contar cualquier historia. Tom y sus amigos podían haber estado escondidos viendo todo lo que pasaba.
Un saludo.
Siempre hay maneras de de buscar la justicia que se nos niega. Una venganza muy bien urdida, y un retrato muy fiel de la miseria humana.
Suerte Rafa, saludos.
La codicia siempre saca lo peor de los seres humanos. Da igual que sean unas monedas de oro o las reservas de petróleo en cualquier país. Gracias por tu comentario, Miguel, y un saludo.
Inquietante todo el relato, la esposa y todo lo que se desprende de
tus letras. Felicidades Rafa. Me ha gustado mucho. Suerte.
Besicos muchos.
Nani, gracias por pasarte por aquí y por tus palabras. Me alegro de que lo hayas disfrutado.
Un saludo.
Muy buen micro Rafa. Dos partes bien diferenciadas, la primera explicativa y la segunda en la que nos muestras el desenlace. Un desenlace, con matices góticos, en el que yo puedo ver a Boris Karlof dentro de ese tosco ataúd de pino. El que no haya visto el Ladrón de Cadáveres que aproveche la ocasión, merece la pena. Pero lo que más me gusta es ese final que nos dejas sin haberlo escrito y nos devuelve al punto de partida, una nueva ejecución.
Enhorabuena y suerte. Un abrazo.
Grandísima película, Juancho, como muchas otras de esas llamadas Serie B. Hay algunas escenas de las que se podían sacar cientos de pósters para enmarcar. Y sí, como comentaba más arriba, ahí está el árbol abriendo y cerrando el relato.
Gracias por tu comentario, y un saludo.
Rafa, sin duda el viejo árbol no tardará en tener peso muerto. La codicia como instrumento de venganza. Muy bueno. Abrazos.
Gracias por tu comentario, Salvador. El árbol ya sabe lo que va a tener que soportar.
Un saludo.
Una historia muy bien hilvanada, con una prosa muy acorde a la narración. Un final que abre la futura historia. Buena idea, buenas descripciones y ritmo. Suerte y abrazo.
Gracias, Antonia. Es un placer leer críticas como la tuya. ¿Adónde dices que hay que mandar el jamón?
Un abrazo.
Entre tú y yo no caben jamones. Un placer.