85. Las barricadas misteriosas
A François Couperin
Bajo el mismo sol que alumbró a Marco Polo, Admundsen, Stanley o Livingstone, supongo que mi sombra se hace más grande y solitaria desde que nos distanciamos.
Me acostumbré a cruzar los desiertos del Sahara, a buscar un cielo protector ante las lluvias de Iquitos, a surcar las aguas del río Congo, a atravesar el corazón de las tinieblas de Tierra de Fuego, a la pasión del cazador solitario.
Bajo el mismo cielo sobrevolé caricias de Bangkok, frutas cimbreantes del Caribe, curvaturas de los valles del Rift, temblores de las desnudas cítaras de Samarkanda, pieles abiertas de los desiertos de la Antártida, abismos voluptuosos del Tepuy. Ensayé con las manos de Couperin su arte de tocar y me despedí con las de Rimbaud y su indiferencia.
Al volver a casa, improviso destinos, zozobro entre la valentía de dejarme llevar y el refugio cobarde de mis libros. Esbozo el plan de una nueva aventura en cada línea trazada en el mapa que conduce al periplo recurrente, al viaje negado, al retorno imposible de tu nombre.
Siempre me ha gustado la música de Couperin, y siempre, también, me han «extrañado», por decirlo de algún modo, los títulos de alguna de sus obras. Tu maravilloso y sugerente texto me ha avivado las ganas de volver a escucharlo (creo que hace años que no lo hago). Buscando, en casa, he encontrado un par de discos (recuerdo haber tenido más, lástima) En cuanto a las de clave, esa obra, junto a Les Bergeries, eran mis preferidas. Tuve un CD con piezas (se llamaban así9de Robert de Visée, arregaladas y tocadas a la teorba (si se dice así) por José Miguel Moreno. Eso era la leche, como también una versión de Les Bergeries por el grupo Tragicomedia en un disco sobre el libro de Ana Magdalena Bach (están en youtube). Te las recomiendo, entre otras muchas. Lamento haber llevado la lectura de tu texto a un terreno personal y evocador, pero… que le quieres. Sin bromas, me ha gustado mucho. Saludos y suerte, Antonio javier.
Lujazo de comentario el que me escribes, Jesús…En efecto, los títulos de las obras de Couperin son sugerentes, y su música…fantástica, así que este ha sido mi pequeño tributo. Desconozco las versiones que me citas, pero, claro que sí, las buscaré y escucharé con mucha atención. Gracias, como siempre, por tu comentario y tu saber, que hacen de todo esto algo muy enriquecedor. Un abrazo.
No conozco a Couperin. Pero el relato es simplemente maravilloso.
Muchas gracias, Arantza, por tu comentario. Verás que Couperin es muy interesante….Iba a poner un enlace con música al inicio para acompañar la lectura. Esa era mi intención primera, pero como no sabía si sería aceptable, lo deje así. Gracias de nuevo y un abrazo.
Antonio, conozco a Couperin a través de Jesús, cuyo conocimiento de la música clásica es enorme (como habrás podido comprobar más arriba). Me gusta y también el hecho de que hayas puesto a la luz la relación de la música y los viajes. Una buena composición musical nos lleva de viaje con mayor facilidad que un transporte real. Me ha encantado.
Un fuerte abrazo.
Gracias por tu comentario, María José. El micro se me ocurrió escuchando la composición de Couperin. La música, como muy bien apuntas, es un viaje polisémico. En este caso, yo me he lanzado a plantear el conflicto de afrontar la valentía de amar o la cobardía de construir barricadas en contra de un amor deseado. El título de la pieza musical es un misterio más, pues creo, según he leído, que no se conoce exactamente la razón de ese título. En fin, que había que escribir algo…Gracias por tu comentario y otro fuerte abrazo para ti.
Antonio, bien hilavandas de ritmo y ambientadas estas imagenes de lugares tan exoticos y diferentes, suerte y saludos
Gracias, Calamanda, por tu comentario. En este caso, los lugares son expresión opuesta de las incertidumbres y paradojas del amor y del control de nuestros sentimiento y vidas. Un abrazo.
Sentimientos,..se fugó la s…