32. LAS BICICLETAS DE MI VIDA (Yolanda Nava)
Confieso que hubo muchas. Aunque ninguna tan especial como la primera.
Apareció junto a mis zapatos un seis de enero de un año en el que -por fin- los reyes recibieron mi carta. Fue un flechazo. Supe que ella me conduciría por aquellos caminos que nunca habría afrontado solo y no me defraudó. Además era paciente. Expuesta a los rigores del verano o al hielo de diciembre, esperaba a que terminasen mis partidos de fútbol o mis interminables cazas de ranas y soportaba con estoicismo mis embates subiendo pendientes o atravesando barrizales. Pero el tiempo avanzó y ella no supo adaptarse a los cambios que provocó en mí. Una pátina de soledad la hizo invisible colgada en un rincón al fondo del garaje.
Después llegó una flamante mountain bike con velocidades que conectó con mi parte más aventurera. Hubo más. La de carrera, que transformó las abúlicas mañanas dominicales y soportó los últimos coletazos de mi juventud conduciéndome a la conquista de mí mismo, por carreteras secundarias.
Todas fueron especiales y todas guardo en mi memoria mientras pedaleo en esta que, varada en medio de la sala, suma nostalgia y resta calorías.
¡Qué bien escrito!
Muy bueno, Yolanda, creo que tu protagonista es otro crack, pero más sentimental y realista. Me ha gustado ese rodeo por las bicicletas de una vida. Suerte, Yolanda.
Me ha encantado Yolanda. Yo también conservo las mías en casa. Debe haber media docena y cada una de ellas me trae recuerdos muy especiales.
Te deseo suerte.
Ton.
Una historia vital asociada a unos objetos que son algo más que cuero y metal. La que menos me gusta es la última, la estática, pero mejor ella que nada.
Un abrazo, Yolanda. Suerte
Un paseo por las bicicletas, que nos muestra el paso del tiempo y de la vida en el protagonista.
Vaya Yolanda, muy bueno, fíjate tántas bicicletas a lo largo de la vida y terminar en una varada en la sala. La verdad que me resultan extrañas. Te pierdes la mejor parte, que es disfrutar de los paisajes y la aventura, pero claro, según qué etapa de la vida igual es la más adecuada.
Mucha suerte con tus bicicletas, me has hecho recordar también aquel 6 de enero en el que encontré mi primera bici. Besos.
Un recorrido por esas inseparables compañeras en nuestro crecimiento. De una forma estupenda nos vas mostrando su cambio en las diferentes estapas de la vida. Juguetonas, aventureras, arriesgadas, veloces… Hasta llegar a esa madurez con la que conformamos sin salir de casa.
Espléndido paseo.
Un beso Yolanda.
Qué bonito paseo y qué bien escrito. El final me encanta porque me provoca una sonrisa. El paso del tiempo nos convierte en roedores que corren sobre una absurda rueda que se mueve pero no avanza. He oído que cuando se pasan los cincuenta, estás en un punto de la vida en el que debemos cuidarnos. Las dichosas calorías. Yo me siento un hámster cuando hago spinning.
Enhorabuena Yolanda.
Todo un recorrido de la vida sobre dos ruedas, pero siempre la primera se queda grabada en el recuerdo aunque la «traicionemos» con versiones más modernas. Genial el relato, con un toque de nostalgia muy bien reflejado. Felicidades y gracias por compartirlo.
Cada pedaleada una imagen, un recuerdo por cada situación vivida. Cada bici suya, también fue mía por los caminos de la vida. Un placer.
Buena idea relatar parte de nuestra historia a partir de objetos que hemos usado a traves del tiempo.
Está muy bien.
Abrazos
Hola, Yolanda.
La primera bicicleta, como el primer novio o el primer beso, nunca se olvidan.
Aún recuerdo la mía que llegó un año por Reyes. Azul metalizado. Una auténtica maravilla que me bajaba a pulso cinco pisos y a diario.
Como a tu protagonista, tuve la estática (aún la tengo), pero no he conseguido hacerle ni 40 Km en 20 años…
Me gusta mucho tu apuesta para este mes.
Felicidades y suerte.
Besazos gigantescos.
Gracias chic@s por pasaros, ahora que releo creo que le podía haber sacado mejor rendimiento a la idea, pero en fin, doscientas palabras no me daban para más bicicletas.
Seguimos pedaleando por el blog.
😉
Que bien encontrarnos con textos sin cifrar. Creo Que hay que proponer a Jams que amplíe la extension
Hola Yolanda, la verdad es que a mí, las bicicletas estáticas me provocan una aversión difícil de justificar, pero leyendo tu relato me he dado cuenta de que es porque significa todo lo contrario a lo que una bici normal, la falta de libertad y de puro placer del pedaleo y el avance. Siempre magnífica. Un beso.
YOLANDA, personalizados en la bicicleta, que bien cuentas los capítulos de una vida. Suerte y saludos
Gracias también a vosotros: Javier, Mar y Calamanda por dejar vuestra opinión.
Muy bueno, Yolanda. Me ha gustado mucho el hilo conductor del recorrido por las diferentes bicicletas. Estupendo. Y el final, muy divertido, me ha encantado.
Suerte