132. LAS CUATRO ESTACIONES
La Bisabuela Anselma, de mirada centenaria y en guerra contra el mundo ha decidido hablarnos con dos vocablos: “trae aquello”, “pon más”, o “no molestes”, todo imperativos y complementos. Hasta replica cuando yo, divertida, le recrimino su “déjame tranquila” y le expongo que esa orden lleva dos complementos. Ella enfurecida lo rebate con un argumento ortográfico sin saberlo: “pero suena como dos palabras”, y le irrita aún más saltarse su propio castigo. La abuela Bernarda, pura bondad, le disculpa todo y promulga para el resto y para nadie en particular la vida tan dura que ha soportado. La tía Gertrudis bebe a escondidas chupitos de aguardiente pero su sonrisa bobalicona la delata. Entonces habla sin parar y menciona por enésima al pretendiente del pueblo al que la bisabuela espantó. Y mamá no es la misma desde que padre se fue al frente. Ahora apenas sonríe y se pasa todo el tiempo en la cocina haciendo magia para poner cinco platos de comida diarios.
Yo veo el tiempo detenido en ellas y pienso, aunque soy pequeña, que son mujeres en una isla, condenadas a la soledad y a seguir resistiendo mientras los hombres de la familia juegan a la guerra.
Félix, buen relato, realista, atemporal, de cualquier momento en que los hombres deciden enfrentarse y ellas pagan las consecuencias, sea cual sea la generación, todas lo han pagado.
Un abrazo y suerte
Gracias Manuel. Coincido contigo en el enorme valor de las mujeres. El relato es un claro homenaje a todas esas generaciones de mujeres perdidas en sus islas.
Un saludo
Cómo han proliferado las mujeres valientes y sufridas, en este mes de isla. Me ha gustado mucho tu relato, Felix, porque, aunque pareciera cosa de la guerra que ya pasó, en muchos lugares los hombres todavía emigran a otros países en busca de mejor vida y tu relato empata perfectamente con la vida de sus hogares donde las mujeres quedaron para mantener la vida. Muy buena historia. ¡Felicidades!
Gracias María. Ya sois dos los que habláis de lo atemporal del relato. La lucha de estas mujeres por mantener sus hogares solas y con la rutina como única compañera me parece digna de elogio.
Un saludo y gracias por pasarte.
Especiales mujeres. Niña perspicaz, sin duda añora el amor del padre, sus abrazos, sus besos y un te amo.
El relato despliega mucha ternura, que hasta abarca a los lectores.
Suerte Felix Valiente!
Gracias por las cálidas palabras, Jorge Luis. Mujeres sin duda con algo diferente: la fuerza interior ante las adversidades. Me parecía buena idea que la historia se viese a través de los ojos de una niña avispada.
Suerte y gracias
La visión de la pequeña enternece un relato ya de por sí sentido y próximo. Muy bien dibujado. Mucha suerte 🙂
Gracias Juan Antonio. Me alegro de que te haya gustado el relato: quería que la niña le diese candidez e inteligencia a la soledad de esas 4 estaciones o generaciones.
Un saludo
Muy bien recreada la imagen, las mujeres solas en la casa y los hombres jugando a la guerra. Un pasado no tan lejano y a la vez ya parece de ficción.
Las mujeres fueron las verdaderas luchadoras y supervivientes de aquellos días.
Muy bueno Félix, mucha suerte.
Muchas Gracias Asun. No le quito una coma a lo que acertadamente has expuesto.
Gracias por pasarte y saludar.
Qué difíciles son de hacer estos relatos y cómo agradan cuando se leen. Ala, otro nominado más. ¿Cuántos se pueden escoger como mis favoritos?