74. Las memorias de don Matías (Juana Mª Igarreta)
Don Matías, un rico y solitario octogenario, contrató a Lucía para que tomara nota de sus memorias. Quería contar al mundo su apasionante vida acontecida en diferentes países de Oriente. La joven permanecería junto al anciano hasta que este relatase el último capítulo de sus vivencias.
Día a día, mientras don Matías reverdecía emociones con cada recuerdo, Lucía modelaba sueños en el horizonte de su futuro.
Una mañana, llamó a la puerta un vendedor de alfombras tocado con turbante. La muchacha, contagiada por el embrujo de las historias del este, se vio irremediablemente atrapada bajo la turbadora mirada de ojos profundos como pozos del apuesto mercader. Él, avezado en artes amatorias, percibiendo el candor y la inexperiencia de ella, le sugirió que eligiese una de sus alcatifas. Se la regalaría a cambio de que le permitiera conocerla. Lucía, aceptando la oferta, escogió un modelo decorado con una criatura marina de larga y escamosa cola. Cuando el anciano se hubiera dormido, ella colgaría la alfombra del alfeizar de la ventana.
Al día siguiente, entre bostezo y bostezo, preguntó Lucía a don Matías:
—¿Cuántos días quedarán para finalizar sus memorias?
—Tantos como noches necesites para disfrutar de tu nueva alfombra —contestó él.
Hola, Juana. Me gusta tu historia sobre el generoso don Matías, la ilusionada Lucía y ese mercader (esperemos, por el bien de ella, que no lo sea solo de humo) tan seguro de si mismo. Parece un cuento de las mil y una noches, por el trasfondo y el uso algunas palabras evocadoras, como alcatifa. Aparte, al leer lo de «don Matías» y «octogenario· me vino a la mente una canción de Javier Krahe, del disco titulado «Valle de lágrimas» (LP que aún conservo, por cierto). La memoria me falló un poquito, pues al buscarlo en youtube para escucharla el título resultó ser Don Andrés octogenario. Te la recomiendo, tiene una letra, para algunos, pícara, aunque puede que para otros inmoral. Pues nada, que me ha gustado. Suerte y un abrazo.
El embrujo de los cuentos de oriente se percibe en tu relato. Las historias de Don Matías, seguro que aventureras, exóticas y un tanto misteriosas, acaban por calar en quien se ocupa de resumirlas. Con la mente así de abierta puede suceder cualquier cosa, hasta que un vendedor de alfombras la seduzca, y ella compagine esa relación con el trabajo de quien le ha contratado, que demuestra saber más de lo que parece.
Un relato muy sugerente, en el que, mientras se escriben «Las historias de Don Matías», se producen otra de forma paralela y en un ambiente propio y sugerido por las primeras.
Un abrazo, Juana. Suerte
Rico, solitario, octogenario, perspicaz, y muy generoso, don Matías, con su joven amanuense…
Una historia digna de las Mil y una Noches, JUANA; me encantó.
Cariños,
Mariángeles
No sé como de emocionantes serán las historias de don Matías, pero tendrá buena competencia en las de Lucía junto al mercader. Un cuento con notas orientales.
Suerte y abrazo,