125. Las sirenas
La comisión tritónica ha publicado sus esperadas deliberaciones. Después de arduas pesquisas, ha determinado que Ulises no se lanzó en brazos de las sirenas sencillamente porque estaba amarrado al mástil de su barco. Por otra parte, los marineros de Ítaca se habían tapado los oídos con cera, razón por la cual no escucharon los cantos de las sirenas. Para llegar a tal conclusión, han sido muy importantes las revelaciones contenidas en la Odisea, libro escrito por un tal Homero.
Después de tres mil años de silencio, las sirenas están pensando en reanudar sus cantos.
Como bien decía la melodía de un lejano ya programa de televisión: «Todo está en los libros». Sabemos que las palabras se pierden en el viento y que lo escrito permanece, no sólo eso, tendemos a darlo por válido, aunque se trate de una invención imaginativa. Siempre hay que saber leer entre líneas, tener en consideración las advertencias y señales de las que alguien dejó constancia, estar prevenidos ante males que pueden retornar, en tanto todas las leyendas tienen su parte de verdad.
Un abrazo, Plácido. Suerte