91. «Lectoadicción» viajera (Alberto BF)
Jacinto es un adicto a la literatura de viajes. Leyendo de aquí y de allá conoce África mejor que Javier Reverte, ha ido tres veces de La Alcarria al Himalaya en bicicleta, y sin abandonar la montaña ni su mochila ha caminado desde tierras astures hasta Zakopane. Conoce cada palmo del planeta, sin apenas salir de su localidad.
Pese a su afición, al comenzar sus tres semanas de vacaciones anuales, es incapaz de elegir ningún destino que no sea su casa del bosque. Va cargado de libros, sí, pero ninguna de las historias y lugares en ellos contenidas le producen la emoción que experimenta al distinguir una garduña mientras camina por la senda del molino o ver nadar una nutria río abajo desde la ventana de su habitación. Cada noche vive el placer de transportarse a otras latitudes a través de la lectura, pero al amanecer el magnetismo de su entorno hace que todo lo soñado se vuelva de nuevo a sus libros.
Siguiendo esta tónica, cada año parece más improbable que conozca presencialmente otros destinos, pero nadie podrá negarle el honor de haberse convertido, desde su «lectoadicción», en el Estrabón del siglo XXI.
Cuando los viajes no están al alcance de la mano, por las circunstancias que sean, los libros de viaje son una forma de saciar la curiosidad, aunque nada es comparable a lo vivido, y por eso mismo, nuestro protagonista no desperdicia cada momento que le ofrece la realidad. Eso se llama aprovechar los recursos.
Buen relato, Alberto.
Efectivamente, Manoli, lo importante es aprovechar y disfrutar cada viaje , ya sea en presencia o a través de la lectura, según los casos.
Muchas gracias por tu comentario, un saludo y suerte!!
A mi personalmente me parece un planazo ese viaje continuo, un viaje en el que lo de menos sea ver y estar o llegar a estar en los sitios. Claramente hace lo que le gusta… ¡a todas horas! Un viajero a tiempo completo, y por un módico precio además.
Todo ventajas.
Buen micro
Muchas gracias por tu comentario, Luisa.
Como bien dices, la lectura nos permite viajar constantemente por muy módico precio. Es otra manera de conocer nuevos destinos y de hacer volar nuestra imaginación, un planazo en toda regla.
Un saludo, y suerte!!
Alberto, bonita forma de contar tu historia de sueños y fantasía. Suerte y saludos
Muchas gracias por tu comentario, Calamanda, y disculpa que lo lea tan tarde.
La historia la puedo considerar con un punto autobiográfico, la lectura me ha transportado a muchos lugares a los que de momento no he podido ir «presencialmente». Imagino que a la mayoría de los que aquí escribimos nos sucede algo similar.
Saludos, y suerte!