80. LETARGO (Ana María Abad)
Flotando entre dos aguas, a la deriva, la ballena azul no emite un solo sonido, no mueve ni una aleta, ni siquiera hace el esfuerzo de abrir los ojos. ¿Para qué? Todo es inútil, el amor le ha sido revelado y negado al mismo tiempo y ya no le quedan ganas de nada que no sea abandonarse a ese silencioso sopor que, poco a poco, va hundiendo su formidable corpachón en las frías profundidades.
Desde las alturas, la luna la contempla, pesarosa. ¿Cómo iba ella a suponer que uno solo de sus rayos de plata provocaría semejante drama, primero al jugar, inocente, con el animal, y luego al huir de él, travieso?
No hay nada ni nadie perfecto, por mucho que nos empeñemos, o que una ballena, que seguro que son sabias, llegue a creerlo. Enamorarse de un rayo de luna simboliza la fugacidad de un momento, que creemos perfecto pero es tan fugaz como irreal. Quién sabe si cuando una ballena queda varada en una playa no ha sido por ello.
Tierna y hermosa alegoría del amor imposible, que también podría considerar un bonito homenaje, con animal protagonista, a la leyenda de «El rayo de luna» de Bécquer.
Un abrazo y suerte, Ana María
Muchas gracias, Ángel, por esa disección minuciosa y poética de mi relato. Como suele ser habitual, has visto en él más cosas incluso que la propia autora.
Un abrazo tan enorme como mi ballena, amigo.
Aunque escrito en prosa, es un bello poema. Una historia de amor no correspondida. A veces, dos seres no interpretan de igual manera sus acciones y uno de ellos ve señales que, en realidad, no existen. Así es la vida.
Un abrazo, Ana María.
Pues sí: como ocurre en este caso, a veces no es intencionado, aunque no por ello resulte menos doloroso.
Muchas gracias por tu comentario, María, y un besazo bien fuertote.
Ay, pobre ballenita, espero que se encuentre con alguna medusa luminosa de las profundidades que le haga reír. Eso si, te ha quedado muy poético.
Un abrazote, y suerte!
Gracias, sis. Yo también confío en que, al final, todo acabe bien. Es lo malo de ponerme poética, que normalmente se me va hacia el drama.
Abrazotes de vuelta.
Oh, qué bello poema – microrrelato de desamor, en el que juegas con la luna y la ballena como metáforas de tantas y tantas parejas en las que sucede algo similar a lo que aquí cuentas con tanta perfección y delicadeza. Me ha encantado. Un abrazo muy grande
Muchas gracias, Jesús. Pues sí, muchas veces se puede encontrar en el mundo animal un reflejo del humano, incluso de manera fantástica, como es el caso.
Besotes, compi.
Una ballena azul, un rayo de plata y un amor imposible… igual para todos los que lo sufren.
Realidad y fantasía en una buena mezcla.
Un beso,
Carme.
Gracias por tu comentario Carme. Quién no ha tenido alguna fantasía que no ha conseguido realizar?
Abrazotes.
Preciosa prosa poética, Ana María. Cuantas veces nos habremos quedado varados sin motivo real…Enhorabuena y suerte.
Muchas gracias, Sergio. El ser humano tiende a complicarse la vida continuamente.
Un abrazo.
Precioso micro poético que deja un sabor agridulce. Es una pena que ese valioso ejemplar de ballena azul se haya dejado embaucar por un fugaz rayo de luna. Ojalá amanezca pronto y el sol llegue a tiempo para hacerle ver que por sí misma vale todo su peso en oro. Muy original y emotiva tu propuesta, Ana María. Un abrazo y suerte.
Pues sí, a menudo tiene que venir alguien de fuera para señalarnos algo que no somos capaces de ver por nosotros mismos, aunque para los demás resulte evidente. Me gusta la idea de que sea un rayo de sol el que salve a la ballena.
Muchas gracias y un besote, Juana María.
Un amor imposible. La luna como concepto siempre ha sido imposible de alcanzar. Hay un dicho popular para expresarlo: “ no, te vas a ir a la luna”.
Original propuesta con esta ballena enamorada que se muere de pena.
Muchas gracias, Rosa. Esperemos que en las profundidades encuentre algún motivo para resurgir y no acabe muriendo de pena. La inalcanzable luna no lo merece, aunque no tuviera mala intención.