Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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56. Ley de gravitación universal

«Parece que esta tarde tampoco pasará». «¿Quién?» «Tu sabrás». Marta es una exhalación: cuando levantas la vista ya está atendiendo otra mesa. Es posible que lleve razón, que Alberto no vuelva a ver a Inés recorriendo esa acera, pero él mira cada día por el ventanal con la misma atención que repasa sus apuntes de Física. Marta da rodeos en su ir y venir entre la gente para pasar junto a él. «Se ve de buena familia», le dijo ayer al servirle el café. «¿Quién?» «Quién va a ser». Hoy ha aprovechado un respiro para sentarse a su lado —sus codos, según Alberto, a la distancia de Planck— y decirle: «¿Es verdad que la masa de una persona podría caber en un terrón de azúcar?». A lo que él, mirándola a los ojos, le ha respondido que, siendo exactos, en un azucarillo podría caber la de toda la humanidad. La mirada ha durado unos segundos, los mismos que ella ha tardado en levantarse —como una centella— y reanudar su faena. Han sido suficientes no obstante para que el amor, que sin él saberlo ha estado orbitándole todo este tiempo, descienda sobre su cabeza con el peso imparable del universo entero.

12 Responses

  1. Pablo Núñez

    Hola, Enrique. Mira, no soy muy de comentar porque siento que soy injusto al dejar de comentar relatos que me gustan mucho por culpa de la falta de tiempo. Por eso admiro tanto a nuestro amigo Ángel, que lleva comentando todos los relatos desde hace una eternidad, y a las personas que están tomando esta costumbre, como Ana María, Rosalía, Izaskun, Edita, Antonio… y algunas más que se me quedarán en el tintero.
    Tienes suerte de que es domingo, me acabo de desayunar una ración de churros y ahora no tengo fuerzas ni de levantarme del sillón. Así que comentaré tu relato.
    Es conocida por esta comunidad tu maestría a la hora de plasmar historias mágicas a partir de las situaciones más sencillas, y este relato es un ejemplo de lo que digo. Da gusto leerlo, con esa forma de escribir que tienes y que tanto placer da al que te lee. Aparte, te diré que es un relato lleno de elegancia. Un regalo para esta mañana de domingo que me va a facilitar hacer la digestión de tremendo desayuno..
    Enhorabuena por escribir así. Gracias por regalarnos tus relatos. Por ese relato que desde el título hasta el poderoso final me ha entusiasmado.
    Abrazo.

    1. Jo, Pablo; menudo comentario. Muchas gracias a ti por dedicarme ese gratificante momento de tu domingo, y también por no considerar mi relato un churro más que añadir a tu desayuno. A mí también me gustaría comentar más, y reconozco que últimamente casi me limito a responder los comentarios que recibo, por lo que siento mucha gratitud hacia la gente que lo hace.
      Me dedicas en este caso unos piropos desproporcionados, pero no sabes cuánto me alegran, más tratándose de un relato del que no estoy muy seguro en cuanto a si cumple o no con el tema y al que me ha costado mucho dar forma (y que no le cambie todavía algo, jajaja).
      Bueno, que muchas gracias de nuevo por todo, Paul, y un abrazo.

  2. Estoy de acuerdo con Pablo (aunque sin churros, mecachis): da gusto leer tu relato, Enrique, porque desde el principio se adivina la intención de Marta pero, como a Alberto se le ve un poco despistado en el tema, se queda una todo el rato con la intriga de si el final será o no será… hasta llegar a esas dos soberbias últimas frases que dejan tan buen sabor de boca.
    Abrazotes.

    1. Enrique Mochón Romera

      Muchas gracias, Ana María.
      Qué pena que te hayan faltado esos churros. Creo que has hecho una lectura muy generosa —en todos los sentidos— de mi relato y me alegra mucho que la hayas disfrutado. El tema del amor da mucho de sí, pero siempre me resulta difícil tratarlo.
      Abrazotes de vuelta.

  3. Ángel Saiz Mora

    Si hay una fuerza imparable es la del amor, invisible, pero fuerte y efectiva. Puede que la masa de una persona pueda caber en un terrón de azúcar, pero para fascinante la magia no medible, pero evidente, entre dos personas que conectan, que tan bien has descrito en esta hermosa historia
    Un abrazo y suerte, Enrique

    1. Muchas gracias, Ángel.
      Qué bien describes ese inmenso poder del amor, una fuerza difícil de entender teniendo en cuenta nuestra insignificancia dentro del universo, pero que, en opinión sobre todo de los poetas, es lo que lo mantiene en movimiento. Quería expresar en el relato, especialmente, esa conexión entre las dos personas, y me alegra mucho que lo hayas apreciado.
      Otro abrazo para ti.

  4. Rosalía Guerrero

    Vaya historia. Hace mucho tiempo que dejé de ser fan de la comedia romántica, pero en Hollywood harían con tu micro una peli estupenda.
    Dicen que el amor es química, pero en tus manos se convierte en física.
    Un abrazo y suerte.

    1. Enrique Mochón Romera

      Muchas gracias, Rosalía.
      Yo no tengo predilección sobre ningún género, y a lo mejor va siendo hora de que me defina un poco, aunque has hecho que imagine a Tom Hanks como Alberto y a Meg Ryan como Marta, y no te creas…
      Aprovecho para felicitarte por tu final y tu estupendo relato en REC, nada romántico por cierto, jajaja. Una pasada ser finalista entre tantas propuestas.
      Otro abrazo para ti.

  5. Izaskun

    Qué buen relato. Lo he imaginado con facilidad y he empatizado con tu protagonista porque la “veía” y casi podía leer su mente. Una historia de amor sin ser azucarada. Me chifla. Suerte!!!

    1. Enrique Mochón Romera

      Muchas gracias, Izaskun.
      Me alegra lo que me dices. Y aprecio mucho también que hayas dedicado tu tiempo a leer y comentar el relato.
      Un abrazo.

  6. Que el amor no sea indiferente a la Ley de Gravitación Universal (más bien, todo lo contrario) es una maravilla. Y que la fórmula del amor sea inexacta (y esta historia lo prueba a las claras, también).

    Decir que el micro me gustó es quedarme corta, Enrique… 🙂

    Un beso y suerte para vos,
    Mariángeles

    1. Enrique Mochón Romera

      Muchas gracias por tan generoso comentario, Mariángeles. Posiblemente el amor, con su fórmula inexacta, sea la serendipia que nos ayude a conciliar las leyes de la mecánica cuántica y la de gravitación universal. Me encanta tu lectura.
      Otro beso de vuelta y mucha suerte para ti también.
      Enrique.

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