12. LLUVIA ÁCIDA
La tromba de palabras sacó a los vecinos de sus viviendas. Hacía meses que ninguno era capaz de ordenar sus ideas. Se atascaban en frases banales y mudas. Nadie, a excepción de los gobernantes, era capaz de aportar nada nuevo. Fueron los bombarderos enemigos quienes obraron el milagro. Los motores anunciaban lluvia de muerte. Se refugiaron bajo las mesas, aterrados ante la perspectiva de las explosiones. Pronto comprendieron que algo extraño sucedía: los cristales no reventaban, sólo un ruidillo ligero llegaba a sus tímpanos. Entonces salieron. Y la realidad los deslumbró. Millones de palabras se amontonaban en el suelo. La población engulló adjetivos, digirió pronombres, utilizó verbos. Se vislumbró esperanza. El Gobierno estaba capacitado para contener un ataque nuclear, pero jamás apostó por una ofensiva tan sucia.
Javier ¡Bravo! Es que no se puede decir otra cosa. Sublime. Enhorabuena y suerte 🙂
Jolín, Juan Antonio, vaya palabras las tuyas. Te agradezco un montón tus palabras, de verdad. Un abrazo!
Excelente. El inicio no promete lo que viene después que es muy bueno. Contra la barbarie, cultura. Original. Saludos
Hola, David. Contra la barbarie, educación, qué duda cabe. Me alegro que te parezca original. Saludos y gracias por pasarte!
Javier, sí, la fuerza de las palabras en imparable. Suerte y saludos
Calamanda, nada hay más fuerte que una palabra bien dicha. Gracias por comentar!
Muy original esta lluvia de palabras necesarias. Me ha gustado mucho como cierras el micro: el poder subversivo de las palabras.
Paloma, un honor que te guste. Las palabras lo son todo; somos vocabulario. Un besazo y gracias por pasarte.
Javier, el pueblo unido al poder de la palabra no hay muro que lo pare. Me ha encantado. Abrazos.
Salvador, yo también creo que si nos dotan de lenguaje, somos imparables, se ponga por el medio quien se ponga. Abrazos y gracias!
Gran relato convertido en toda una alegoría de la revolución del cambio por medio de la oratoria, algo muy sucio para los que solo usan el poder bajo el mando de la represión. Muy original, seguro que estará ahí en la selección final.
Hola,Lorenzo;
¿Acaso puede concebirse otro cambio que no sea a través de las palabras? Como humanos, somos inseparables de él. Lo importante es que no lo perviertan. Un abrazo y gracias por tu confianza!
Que buen argumento!! me ha encantado, a ver cuando se desata una tormenta así, el poder de la palabra.
Felicidades, me ha gustado muchísimo.
Asun, ojalá mañana mismo se desatara esa tormenta. Lo que me preocupa es si estaremos preparados para asumir tan bestial responsabilidad. Espero que sí, por el bien de todxs. Un besazo y gracias.
Si, una tormenta muy original, al igual que tu relato.
Isabel, y necesaria, ojalá fuese real… un beso y gracias por pasarte.
Ácida, pero que muy ácida es est alluia. Me ha gustado por la originalidad y la sorna. Suerte.
besicos muchos.
Nani, menos ácida de lo que me gustaría. ME alegro de que te guste, es un placer. Gracias por tus palabras. Muchos besos!
La revolución cultural. Javier, pero que sean los gobernantes los únicos en aportar algo nuevo, no será aquí desde luego y sino mira la lista de mangantes de uno y otro signo que nos dirigen. Una lluvia ácida en sus cabezas sería lo mejor para todos.
Un abrazo
Epifisis, gracias por comentar. Realmente, en mi historia sólo ellos aportan algo nuevo; ahora bien, de una calidad pésima y siempre sesgada. Poco a poco espero que todo se resuelva. Un abrazo!
Ya me gustaría a mí vivir de forma permanente bajo un bombardeo como ese, mejor nos iría a todos. Unos gobernantes que no están capacitados para administrar a una sociedad letrada no merecen serlo. Un relato con elogio de lo intelectual y, me atrevería a decir, que simpáticamente subversivo.
Un saludo.
Ángel, gracias por pasarte.
Suscribo todas y cada una de tus palabras. Y quiero destacar lo del alabo a los intelectual porque parece que esta palabra y lo que ello abarca, está siendo muy maltratado. Un saludo!
Tu relato me ha dejado «ojiplática».
Suerte
María Jesús, un placerorgullo tu comentario. Un abrazo!
La Educación siempre con mayúsculas: desde el principio hasta el fin de la esistencia. Para ser libres, creativos, para no aceptar lo inaceptable. Para que las palabras de tu relato no caigan en saco roto.
Un saludo.
María José, tus palabras sí que no deberían caer en saco roto… Creo que la base de todo es la creatividad, y quien más la posee son los niños. El futuro es ser un adulto-niño, capaz de imaginar e innovar. En fin, muchas gracias por tu precioso comentario. Besosss
Cuando ya lo hemos perdido todo, solo nos queda la palabra. Bienvenida esa lluvia.
Suerte Javier. Un abrazo.
Juancho, gracias por tus palabras. La palabra debe ser como esa veleta que marca la dirección del viento. Ojalá todxs terminemos empapados por ellas…Un abrazo.
Como siempre digo: que las palabras nos sean favorables. Excelente relato Javier. Un abrazo
Concha, eso sería lo ideal. Si están en nuestra contra, ya podemos darnos por perdidos. Gracias por tus palabras. Un beso.
Excelente Javier, me ha gustado mucho. El arranque me ha costado un poco, pero luego el relato se eleva hasta un posible finalista. El título, acertado e irónico, también puntúa alto.
Ojala llegue pronto esta tormenta, yo creo que he oído tronar.
Suerte. Un abrazo.
Anna, me alegro de que te guste, de verdad. Es cierto que el inicio es algo trabado pero nadie dijo que leer fuera tan sencillo como sentarse a ver la tele… Lo de ser finalista ya veremos, el jurado dirá. Lo importante son las palabras, la mente, no quedarnos de brazos cruzados. Un beso!
Me ha gustado mucho tu relato, Javier. Las palabras son el mejor arma contra la barbarie y la opresión. Y siempre llegan. Ningún gobierno tiene suficientes paraguas para evitar que calen entre el pueblo. Y, por cierto, excelente título.
Suerte y saludos.
Rafa, un placer tus palabras. Me siento desbordado este mes con tanto elogio… Y sí, no hay filtro (por fortuna) que pueda detener las palabras. Son tanto del ser humano como el oxigeno o los brazos. Un abrazo!
Enhorabuena por esa mención. Felicidades y suerte para esa repesca 🙂
Felicidades por la mención, con esta tormenta de palabras. la fuerza de la palabra.