92. MALDICIÓN
Salir o entrar solo depende de nuestra percepción, ya que al traspasar una puerta siempre existe esa dualidad. Tal que así, cuando atravesé el canal del parto salí del plácido útero de mamá y entré en un dolorosamente iluminado paritorio. No hicieron falta los golpes en el culete porque empecé a llorar de pura rabia.
A partir de aquí siempre tuve una extraña relación con la luminosidad y por eso iba gateando hacia Anita con los ojos cerrados y mordía su blanca y fluorescente piel. Nadie entendía mi fijación, y sus padres me cogieron una razonable manía que me convirtió en el primer expulsado de una escuela infantil.
En la época del maldito acné me enamoré de Lucia, pero cuando me acercaba a ella para confesarle mis sentimientos sus ojos azules me deslumbraban de tal manera que echaba a correr como un gilipollas a esconderme en la penumbra del wáter.
Ya con veintidós años, y todavía virgen, se cebó en mi una extraña enfermedad que no pude sobrellevar, pero al entrar en el famoso túnel, con su brillante luz al final, no pude soportarlo y volví a salir (o entrar ¿lo veis?).
¡Y aquí estoy! condenado a vivir eternamente.
Oh si, Javier!! Lo veo, lo veo.
Qué fino lo del culete, por cierto!!
Abrazo.
Jajaja! Qué buen relato, jajaja! Tienes toda la razón. ¿Quién puede saber en lo que andamos metidos? Jajaja! Felicidades Javier. Muy bien contada la historia! Jaja!
Gracias,Maria, por verlo divertido en su cierta trascendencia.
Mis besos
Claro que le veo la trascendencia y la profundidad de tu relato, Javier. Pienso que tienes razón, no sabemos si entramos o salimos. Da hasta miedo! Pero tu final es tan bueno, que no paré de reírme en un largo rato. Eso habla muy bien de tu pluma!!! Felicidades, de nuevo!
Gracias, Maria, de nuevo. me alegra tu risa porque la intención era darle ese cierto tono humorístico dentro de la seriedad que el prota le da a su asunto.
mil besos
Vaya, Aurora, me alegro que lo veas. Si no tenemos culete recién venidos ¿no se cuando?
Mis besos a tu presencia
Claro, si le deslubra la famosa luz no hay forma de entrar (o de salir, vaya lío). Muy adecuado el nombre de Lucía, para más inri. Me gustó.
Suerte Javier.
Vaya lio, Rafa, con tanto entrar o salir. Tienes razón. Me alegra que te haya gustado.
Abrazos
Por cierto, Rafa, muy bien acentuar Lucía, no como este despistado que soy yo. No me gusta nada de nada cometer estos errores.
Un abrazo
javier, describes con acierto nuestras fobias ante cosas y momentos. Suerte y saludos
Hola Calamanda. Si que es una fobia llevada a un limite increíble y fantástico. Ojalá pudiéramos utilizar ese túnel a nuestro antojo.
Besos
Javier, qué original.
Pobre (o no) hombre que está condenado a quedarse en la tierra para siempre o hasta que supere su fobia a la luz.
Un saludo
Gracias, Blanca, siempre nos gusta que el relato se vea original.
El prota debera solucionar su problema si quiere descansar en paz.
Besetes
Muy buen relato.original y cercano. Suerte Javier
Bluess, me alegra tu comentario. Sentirlos relatos cercanos siempre es una sensación que hace que la historia se viva de una manera especial.
Muchas gracias y besos.
Sublime. Me ha encantado. Te pongo en la quiniela y si no sale te envío desde ya ovación cerrada. Me ha encantado la voz que has utilizado y el trasfondo de lo que explicas. Mucha suerte 🙂
Vaya, Juan Antonio, tu apreciación es de un estímulo impagable. Si no acabo en la quiniela final, tu ovación ya es suficiente premio.
Abrazos sinceros
Encantador: dícese de aquel que hipnotiza o produce encantamiento (conjuro o hechizo creado con palabras que ayudan a transgredir el comportamiento natural de las cosas o la voluntad de las personas). Eso es lo que has hecho Javier: encantarme, que ya no se si voy o si vengo, si entro o si salgo. Pero lo que sí sé es que tu relato es de 10.
Suerte y abrazos
Anna, comentarios como el tuyo son de los que animan a seguir. Has sido muy amable.Y no te preocupes por si vas o vienes porque estás haciendo las dos cosas continuamente.
Besos(que si hubiera confianza serian…)