65. MALOS TRAGOS (La Marca Amarilla)
Deciden que ya recogerán mañana los platos, ahora lo que les apetece es tomarse un café sentados en el sofá. A la vez que ella lo prepara y acuesta a sus preciosos hijos, él aprovecha para pasear al perro juguetón y pensar un momento en la pelotera que ha tenido hoy en la oficina.
A la vuelta del recorrido acostumbrado, por fin se sientan juntos y, después de un delicioso café, él se toma una buena copa de coñac mientras ven una comedia romántica en la tele. Al poco rato se sirve otra copa, y otra, hasta acabar bebiendo directamente de la botella.
Se despierta con un intenso dolor de cabeza. Está solo en el sofá, sucio, rodeado de latas vacías de cerveza y con un pequeño transistor radiando un programa matutino, su televisor hace ya meses que no funciona.
Se tambalea al levantarse y observa que en la mesa todavía hay un triste plato, una cuchara sucia y un cazo requemado con sobras de días anteriores. Antes de ir al lavabo coge un par de analgésicos y no puede evitar mirar de nuevo la fotografía donde todavía se les ve felices, situada en un lugar preferente del mueble.
El pasado y el presente, los deseos y la realidad no siempre coinciden. La degradación total de un hombre abandonado de sí mismo ha de ser una vergüenza, aunque nadie vea en lo que ha convertido su vida y su casa. Durante los momentos de lucidez que le permite el exceso de alcohol él sí que percibe con toda la crudeza en lo que se ha convertido. Como decía un amigo durante mis años mozos, las penas no se ahogan con el alcohol, siempre salen a flote. Los malos tragos no solucionan nada, ni siquiera solapan los problemas demasiado tiempo, al contrario, todo lo empeoran.
La crónica de una decadencia, contada por su protagonista, alguien que pretende engañarse y no lo consigue.
Un abrazo y suerte, Marca
Ángel, muchas gracias por tu comentario, siempre acertado!!! 😉
Es cierto que las penas con alcohol no se ahogan, ni son menos penas… Pero nuestro protagonista continua teniendo la foto familiar a pesar de la vergüenza, hay un resquicio para la esperanza!!!!
Gracias de nuevo, Campeón!!
Un saludo! 😉