25. MAMÁ
Ahora que Carlitos ha regresado, se esmera en cuidarlo como si fuera una flor de invernadero. Le obliga a comer todo lo que pone en el plato, aunque no tenga apetito y a ponerse los jerséis que tejió recordándole, si refresca. Por las noches acude presurosa a su cuarto en el primer “mamá” que escucha y se sienta a su lado para calmarle, aunque él siga gritando al despertar y encontrarla y rechace su abrazo. Le regaña flojito, guardándose la cólera, cuando encuentra las sábanas mojadas que ella tiene que lavar cada día con un poco de añil para que no amarilleen, porque se le ve ya mayor para no controlar eso. O por esas lágrimas frecuentes que ruedan por su cara que se ha vuelto pecosa. Ahora que Carlitos está de nuevo con ella, todas las precauciones son pocas. Como tener que esconderse y aprovechar una distracción de esa mujer que lo llevaba al parque y se quedó luego llamándole angustiada con un nombre distinto. Como vigilarle a todas horas para que no escape de ese lugar aislado donde son tan felices. Para que no pueda, por su culpa, volver a ahogarse en el río.
Sobrecogedor… ¡un gran texto!
Gracias, maestra
La bruja de Hansel y Gretel al lado de esta mujer es pura inocencia. Comienza contando sus desvelos hacia el pequeño, que parece tener un carácter difícil, hasta que conocemos que se trata de un niño robado por una madre perturbada tras haber perdido al suyo. Todo ello se comunica en un desarrollo narrativo que coincide con el pensamiento de una persona psicópata, que considera normal y motivo de su existencia una aberración.
El título alude a la llamada de auxilio, lógica, del niño a su madre auténtica. Una palabra que puede parecer simple, con tan solo cuatro letras, pero que está cargada del terror psicológico que de forma tan eficaz has impregnado en este relato.
Cuánto coincidimos últimamente, Paloma, está muy bien. Será cosa del verano.
Un abrazo grande y suerte
Paloma, en tu micro el horror crece lentamente, sin que nos demos cuenta, para luego estallarnos en la cara como una escopeta trucada. Me encanta que me engañen de esta manera, ¡enhorabuena!
Efectivamente, Paloma, después de leer tu excelente relato veo que hemos coincidido en armar nuestros textos tras la muerte de un hijo por ahogamiento, lo que desencadena la locura emocional de la protagonista. Debe ser la proximidad del Monstruoscopio que ha lanzado nuestra imaginación por terrenos tenebrosos, ja, ja, ja. Mucha suerte, un abrazo y feliz verano.
Terrible, encoge el alma.
Besicos muchos.
Merecida mención. Felicidades, Paloma.