MAR147. MISIÓN POSIBLE, de Mª del Rosario Val Gracia
Huyendo de los malos humos decides viajar a las estrellas. Seres de enormes ojos grises y un centelleante agujero en el pecho te rescatan. Sus sonrisas te cautivan, te hacen sentir como en casa, de repente el vértigo te atrapa, después… horas albas, minutos abúlicos, segundos indolentes.
Ese tedioso chillido con tu nombre te aterriza. Te miras al espejo y a todo lo que hay detrás de ti. Estás muerta de miedo, quieres seguir escapando… pero, alguien te observa, no estás sola, el chico del retrato ¡te sonríe!. Asoman a tus mejillas la pasión y el sonrojo.
Le quitas el freno a la silla y la acercas a la ventana, con un beso siempre la calmas… “mira mamá”. El cielo y su azul, aquella montaña, su quietud. Ves retornar el verde y te convences… todo va a mejorar.
Jamás volverás a tomarlas. Tiras por el váter las veinte pastillas y los ochenta y cuatro euros que pagaste al que te vendió esa mierda.
About Post Author
Me gusta mucho como adjetivas y lo que cuentas. Ese escapismo, ese volver a la realidad y sobre todo ese final tan expresivo y rotundo, pero la verdad es que me pierdo con el narrador.. Quizás es que no consigo descifrarlo, pero la mamá, el chico y ella son tres personajes y no consigo saber quien hace qué. espero ir viéndolo por los comentarios o si me lo explicas. Gracias.
No era broma Ana, lo decía en serio. Lista tú , que lo coges al vuelo, ja ja , aunque alguna vez creas historias paralelas, pero eso también tiene su gracia. Otro beso.
Hola Antonia, no me imaginaba que llevara a confusión, ¡qué desilusión!, ¡como yo escribo tan simple!, (y por lo que veo no tan claro). Pero, qué te parece si esperamos a que alguien más se «digne» a comentar y así salimos, sobre todo yo, de dudas?, si no es así, por supuesto que te comento, lo antes posible.
Muy agradecida por tus bonitas palabras,
Un abrazo.
No escribes simple ni mucho menos.Supongo que no siempre capto bien.
🙂
Entendido tras lo que dice Ana y añades tú. Tal vez donde pone «la silla» debiera ser «Sus silla», y eso me despistó. Ando espesa, de todas formas te digo que me gusta en general.Suerte.
Sí Antonia, si hubiera puesto SU silla, se sabría que es la madre la que está paralítica.
Un abrazo y gracias.
Es un relato difícil para mí que lo quiero entender todo. La lectura crea angustia y al final entiendes el motivo de todo, esas alucinaciones, por lo tanto tu objetivo del viaje alucinante lo has conseguido. La parte de la silla de ruedas es la que no llego a captar, no sé si es de la madre o de ella. En fin, problema mío. Suerte a fin de mes.
Hola Javier, entonces lo que despista es lo de la silla. Pensé que quedaba claro que es la hija la que acerca a su madre ( paralítica y en su silla) a la ventana.
Problema mío Javier, te agradezco este comentario que además compruebo le ha surgido a más gente.
Gracias por comentar.
Un abrazo
Hola Rosy,capto en el relato el estrés que provoca el cuidar a una persona enferma y que empeora cuando se es drogodependiente. Sé que aquí no venimos a «tallerear» pero coincido en que el detalle de la silla de ruedas distrae, creí que quien está en ella es la protagonista. Me gusta, suerte.
Saludos.
Beto no me gustan las críticas complacientes, si no comentamos lo anómalo no creceríamos, y yo tengo mucho interés en subir hasta el cielo. Creo que por petición popular jeje tendré que cambiarlo.
Un saludo y gracias por tu comentario.
Ah! ¿has cambiado de versión? … claro, he leído primero la del blog y por eso no me he confundido ¿no?. La silla es de la madre y a mí no me ha creado ninguna duda.
Buen aporte para ENTC, con unas adjetivaciones fuera de serie. Angustioso y casi-letal.
Besos.
Laura en mi blog ya lo especifico, tan solo he cambiado el «la» por un «su».
Gracias por este comentario tan fuera de serie… ¡no me acostumbres mal!… jajaja
Besos.