Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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MAR157. E-GAFAS, de Virginia González Dorta

Se puso las gafas, las famosas gafas.
Años que llevaba esperando para conseguirlas y ahora, ahora había llegado el momento. Saldría esa tarde después que ella, la seguiría hasta el lugar de la cita con sus amigas… ¡con sus amigas, le dijo, como si a esas alturas ya él no supiera distinguir entre la verdad y la mentira! Y así lo hizo, esperó un rato que doblara la esquina, se subió el cuello del abrigo y echó a andar. Las gafas eran cómodas, sólo un levísimo rumor parecía salir de la montura, de color oscuro, sin señas aparentes de su verdadera utilidad.
Cuando volvió a casa, venía cansado, pálido y con ganas de vomitar. Dejó las gafas en la cómoda de la entrada, se acercó al baño y se miró al espejo. No se reconocía.
Las gafas le habían dejado una huella indeleble: lo que habían grabado era un tatuaje en su piel, pequeños fotogramas que relataban la ausencia de amor, la búsqueda del deseo y la frágil mentira con que habían construido sus vidas.

24 Responses

  1. Qué bien lo has contado hasta llegar a ese final de tatuaje en la piel, esa imagen de los fotogramas impresos y sin expresar…

    Me ha gustado muchísimo,amiga. Mucha suerte
    Besicos

  2. Un poco de miedo me dan todos esos inventos cibernéticos. Grabarán la circulación y¡hasta los pensamientos!. Para ese entonces espero no estar. Más que nada porque todavía me siento libre al mantenerlo en reserva. Una vez que se descorchen (los pensamientos)adiós al libre albedrío. Y la imaginación se irá de paseo, así como también la creatividad. Que no inventen más gafas de esas, please. Te quedó un relato muy futurista pero no lejos de que esté casi entre nosotros. Un abrazo, amiga.

  3. Triste, pero hermoso, Virgi. Caminamos por la vida buscando.
    Dicen que en la vida se ha de tener un afán, algo por lo que luchar para darle sentido a las horas. Y la ilusión a veces nos engaña. Pero fue bueno mientras duró. Así que mejor quitarnos esas gafas, y buscar otras gafas diferentes y otras miradas, y otros encuentros para seguir viviendo. Porque en la vida se ha de tener un afán.
    Lo decía mi madre y lo decía también Miguel Delibes.
    Tu afán es consolarnos el alma cuando escribes.

  4. Seguro que sabes que Google tiene en proyecto diseñar unas gafas que actúen como un teléfono móvil, con internet para poder navegar y demás funciones de un teléfono de última generación. Lo curioso es comprobar cómo puedes cambiar de actividad, tal vez con un parpadeo jaja. Pero sin duda, tu historia es mucho más innovadora y sobre todo realista, algo que permanece fijo en nuestra mente.

    un abrazo

  5. Quizá porque yo uso gafas para el sol, quiero creer que a veces no es que uno quiera disfrazarse la realidad. No. Quizá sólo quiere protegerse —
    en el sentido físico y metafórico— de esa luz que de tan brillante, más que alumbrar… obnubila. Aunque tal vez esto que digo también sea una forma de autoengaño.

    Un abrazo, querida Virgi

  6. Un relato que da frío, porque no tener nada dentro da mucho, mucho frío.

    Quizá tu personaje debería empezar a mirar más allá de su ombligo, a sentir, a jugar y experimentar, a arriesgarse y equivocarse, a amar y dejar que lo amen…

    … y así seguro que se le borrarían esas huellas, o al menos no le importarían porque estaría muy entretenido viviendo.

    No paras de crear, luego dices de mí.

    Un beso, Virgi

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