MAR41. CICATRICES, de Blanca Castañeda
Al niño le gustaba tocar la arrugada piel de las manos de su abuela. Ambos estaban frente al mar y sus caras recibían la suave brisa del Cantábrico.
Era en ese momento, tras el paseo sereno que culminaba con sus cuerpos posados sobre una de las dunas, cuando Esther le contaba a su nieto una de las muchas historia que la memoria guardaba como capítulos de su atesorada vida.
Les gustaba a los dos mirar el horizonte mientras la voz de la experiencia penetraba en el oído infantil, buscando un hueco confortable para quedarse.
La narración siempre tenía como banda sonora las olas llegando a tierra, descansando unos segundos para inmediatamente volver a comenzar la huída mar adentro.
Aquel día, y después de que Esther terminase su cuento, el pequeño Darío dijo: “Qué afortunada has sido abuela. Yo también quiero tener una vida así”.
Y sin perder la mirada serena, la abuela bajó los ojos para ver como el dedo de su nieto dibujaba inocentemente los trazos que un día alguien le había tatuado en la cara interna de su brazo izquierdo: 2084.
No hubo respuesta. Ambos respiraron profundamente y emprendieron el camino de vuelta a casa. Comenzaba a anochecer.
Qué hermosura, Blanca, todo lo que no cuentas se hace evidente con lo que nos une, la memoria. Me gustó.
Sutil y enigmático tatuaje que no presagia nada bueno.
Bonito, muy bonito. Gracias.
Una abuela que pasó por alto lo trágico de su vida, para darle lo mejor de si misma a su nieto.de la abundancia del corazón, habla la boca. mucha suerte, Héctor
Un cuento muy hermoso, Blanca. Enhorabuena.
Precioso relato,Esther; perdón, Blanca. Un escalofrío me recorrió al llegar al tatuaje del brazo. Mujer sabia esa abuela.
Un abrazo.
He aquí uno de los cuentos ganadores, mejorando lo presente y lo que se va a presentar.
Cómo me ha gustado este relato y ese misterioso tatuaje en el brazo de la abuela que, sin decir nada, habla sin parar de un pasado borrascoso. Enhorabuena, Blanca, un 10.
Muchas gracias por este hermoso cuento.
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Es un cuento precioso, Blanca. Por lo que cuenta y, por lo que no cuenta.
BESOS
Un relato que deja abierta una incógnita a la imaginación del lector.
Qué no habrá vivido esa abuela?.
Un abrazo.
Muchas gracias a todos, de verdad.
Ya me gustaría hacer como la abuela: aprender a cuidarme guardando sólo lo bonito de la vida y aprendiendo de todo.
Hasta pronto.
Cuanta historia en un solo número. Precioso relato, por imaginativo, por tierno, por evocador, por el mar, por las manos, por todo. Felicidades y gracias.
Al principio he pensado que el tatuaje era del niño. Cosas de ver la serie «Dark Angel». Pero inmediatamente me he dado cuenta de la realidad. Bonito, tierno y duro al mismo tiempo. Un gran micro, Blanca.
Lindo y buen micro.
Felicidades, María Rojas
Bonito relato, bordado con los encajes de la inocencia y el recuerdo marcado a fuego. Me has conducido con delicadeza y buen escribir, con ese mar de fondo.
Un abrazo.
Coincido con todos, un cuento precioso que permaneceen tu memoria después de haber sido leído. Enhorabuena y mucha suerte. Un abrazo.
Un cuento muy emotivo que me ha hecho pensar en los números que grababan a los presos en los campos de concentración. Precioso Blanca.
Muy hermoso tu cuento que deja en el aire los sufrimientos de la bondadosa y sabía abuela. Gloría Arcos
Felucidades Blanca. Sigue así…..tienes mucho que contarnos.
Vaya estreno por este rincón. De cabeza a la lista de posibles del mes. Me alegro de leerte.
Felicidades por la mención mensual de tu relato, Blanca.