MAR49. VEJEZ, DIVINO TESORO, de María Asunción Buendía Hervás
– Aparta chaval, te la estás jugando!!!
No sabía por qué cuando se topaba con los muchachos de finales de 2084 le salía su lado más chulo y provocativo. Por no decir directamente macarra o quinqui.
Pero no, los provocativos eran ellos, si hubieran vivido como ella en los 80, pero los años ochenta del siglo XX, no habría durado ni medio telediario. Claro que ellos qué saben lo que eran los macarras, ni los quinquis, ni siquiera los telediarios.
Ay… si es que tener el cuerpo de veinteañera no le quita a una el estar a puntito de cumplir la friolera de 125 castañas. Casi ná.
Aún recuerdo cuando en la década de 2040 los avances médicos en el campo del retraso del envejecimiento empezaron a ser espectaculares. Hasta el punto de que aunque a mí me pillara ya muy, muy madurita, me hicieron retroceder años y hoy tengo este cuerpo espectacular, tanto que francamente no me reconozco, ni le tengo el cariño de antes, cuando de repente me miraba al espejo y veía una arruguita más o esas ojeras, por no decir las adorables canas, ¡vejez divino tesoro!
Parece mentira que con lo qué la ciencia ha gastado en tiempo y dinero para retrasar el envejecimiento algún día podamos llegar a echarlo de menos. Pero creo que tienes razón. Muy original tu planteamiento. Gloria Arcos
Quien sabe la nostalgia se tienen a veces hasta de las cosas que no nos gustaban demasiado.
Está claro que envejecer no suele gustar, pero hoy por hoy es nuestro destino.
Saludos y gracias por tu lectura.
MAGNIFICA crítica. Me gusta. Viva la bella arruga!!
Gracias Aurora por este comentario tan energético.
Y me uno a él, creo que todas las etapas son maravillosas y hay que disfrutarlas.
Un abrazo.
Y por lo que se intuye la cabeza en 2084 está mejor que el cuerpo de veinteañera. Excelente relato.
Jaal lo importante es el interior no?, pero claro que el cuerpo te acompañe también es necesario.
Besitos paisano.
Con la distancia todo se ve diferente, y aquí demuestras que este axioma se verifica, tanto para adelante, como para atrás, je je.
Muy bueno Asun.
Un abrazo.
Miguel hoy por hoy nos tenemos que resignar a envejecer, pero es que además puede ser hasta divertido no?
Besitos.
Hola Asun, claro que tenemos que aceptar que envejecemos, pero con alegría a pesar no sólo de las arrugas, también de los achaques. creo que si tuviese la oportunidad de quitarme años, no lo haría.
Gracias
Sor.Cecilia
Sor Cecilia me alegro de esta aptitud, aceptarnos con nuestros cambios a lo largo del tiempo a veces no es fácil, pero estoy segura de que el paso del tiempo es lo que da sentido a nuestras vidas.
Sin embargo beneficiarnos de los avances médicos en el ámbito de la salud no está reñido con ello.
Muchas gracias por tu lectura y comentario.
Besos.
Y viste… Uno termina aceptando la vejez y la muerte. ¡Felicitaciones!
Bueno que remedio, la vejez vaya que vaya, pero la muerte cuanto mas tarde mejor.
Gracias por tu lectura Diego.
Saludos
Ay Asun, que alegría verte por aquí. Te expresas de forma muy natural. Saludos, yo estoy en REPOSO desde el 18 de marzo, de 2084 claro. Jose
Jose ya ves que según mi relato en 2084 estaremos cada vez mas jóvenes, y al final no se si será muy buena idea.
Saludos.
No sé yo si llego a la década de los 40, por lo menos en un estado aceptable. A ver si entre todos podemos hacer que la cosa se acelere un poquito…. Esperanzador relato, aunque no sé si esto nos traería más inconvenientes que ventajas… Relicidades y buena suerte Asun. Un abrazo.
Gracias Juancho, en realidad yo tampoco espero llegar a esa década del 2040 en muy buenas condiciones, pero nunca se sabe.
Será mejor vivir el presente y disfrutar de nuestro mundo actual en la medida que podamos.
Un abrazo.
Muy «chulo» tu relato, Asunción. Es posible que en 2084 seamos todos unas figuras y caras identicas, jovenes, bellas, pero sin personalidad.
Felicidades.
Efectivamente ese es el peligro de la perfección, que puede resultar inexpresiva.
Además la belleza es algo tan subjetivo, que lo que a unos gusta a otros desagrada, en fin.
Un besito y gracias por el comentario.
Asun.
jeje, añorar la vejez. El caso es lamentarse siempre por lo que no se tiene. Relato simpático y hasta creíble. Por otro lado decirte que me ha costado mucho encontrar tu relato, al firmar solo como Asun en mis comentarios. Suerte a fin de mes.
Ximens no es tan raro añorar la vejez, después de todo es nuestro destino, si todo va bien, tendremos que llegar y hay ancianitas adorables…
Me alegra mucho ver tu comentario, pues aunque no lo sepas te considero mi amigo, (por aquello de los amigos de mis amigos son mis amigos).
Y es verdad escribo los relatos como Asunción Buendía, pero luego siempre soy Asun, y en el blog igual.
Un besito.
Bravo tía