MAR84. HERENCIA DE AMOR, de Karina Delprato
—Karinita,vení,tengo algo para darte.
—Lo que te voy a dar es algo que guardé por muchos años, y ahora que el abuelo ya no está, quiero dártelo a vos, porque sé que lo cuidarás más que nadie.
Me acerqué a mi abuela mirándola a sus ojos, con una mirada compinche.Me esperaba con un montón de cartas en sus manos, atadas con una cinta ancha y brillosa color azul y finos hilos amarillos y rojos.
—Estas cartas me mandaba tu abuelo cuando éramos novios, día tras días, mientras cumplía el servicio militar.
Mi rostro se transformó en expresión de ternura, teníamos una complicidad única, fue el regalo más hermoso que me dejó. Ella lo sabía. Me senté bien pegadita a ella y leímos una a una las cartas que confirmaban en cada frase de amor, cuánto la amaba mi abuelo.
Yo la quise más que a mi propia madre; me dejó los recuerdos más felices de mi vida.
Dos mil ochenta y cuatro días pasaron de su partida. Pasan los años y aún así, extraño y necesito su tierna mirada y sus sabias palabras.
Que bonito, muy nostálgico y tierno Kary…te deseo mucho éxito.
Gracias Tere,la verdad que era algo que me hacía ilusión compartir 🙂 besotes!
Hermoso recuerdo que nos hace recordar a esos seres tan especiales que son los abuelos. Entrañable. Muchas gracias por compartirlo. Besosssss.
Gracias Isabelle! Sí, esos recuerdos que uno tiene que dar gracias a Dios, haberlos vivido en algún momento.:)
Gracias por comentar ,besos!
Buenos días, que bello y tierno relato K@ry… y que sería de las familias sin los abuelos en esta época tan difícil…
Enhorabuena K@ry, muchas gracias por compartir estos momentos tan felices.
Un abrazo.
Muchas gracias Nico 🙂 es verdad,ellos son un pilar muy importante en nuestras vidas.
Te mando un beso.
Gracias por comentar!
Precioso. Qué ternura y qué nostalgia. Me ha gustado mucho, Karina. Yo nunca tuve una abuela, no la conocí, quiero decir, y cuánto me hubiera gustado saber cómo era eso y si fuera como la tuya estaría entusiasmada.
Mucha suerte.
Qué pena Victoria que no hayas tenido esa posibilidad,la verdad que en mi caso dejó huellas inmborrables.
Gracias por tu coemntario y pasar a leer 🙂
Un beso!
Hermoso y tierno micro, deja un dulce sabor en la boca del estómago y eso hace que el instante de acabarlo se te humedezcan los ojos y se te sequen por instantes las ideas, dejando paso solo a tus recuerdos más bellos, cuando aún existían nuestros abuelos… ¡Felicidades por tan dulce micro, Kary!
Gracias Frank !que lindo comentario, me alegro haberte hecho revivir un ratito tus recuerdos.Siempre es lindo recordarlos,por más triste que a veces sea. Besos!
Es muy hermoso y tierno, debo coincidir con todos los demás y, por desgracia, con Victoria, porque yo tampoco tuve la suerte de conocer a mis abuelos y siempre me ha producido cierta añoranza cuando alguien habla de ellos y lo hace con cariño.
Has tenido mucha suerte y gracias por dejarnos leer este dulce y emotivo micro.
Suerte, Karina.
Un abrazo.
Muchas gracias Ricardo,siento que no hayas tenido la posibilidad de conocerlos.Es algo que yo agradezco a la vida por haberlos tenido.
Muchas gracias por pasar y dejar tu comentario y que te haya gustado.
Un beso.
No hay edad para el amor, y el amor tiene muchas facetas. Es hermoso ese estar juntas leyendo algo tan íntimo y compartiendo vidas. Mucha ternura en ese cariño envuelto con preciosas cintas. Cierto que fue un hermoso regalo el que las dos os hicisteis. Un beso y felicidades por todo.
Muchas gracias Antonia por tus palabras.La verdad que sí,fue hermoso compartir algo así.
Un beso.
Lindo y tierno relato. Una vez más la abuela presente.
Suerte, María Rojas
Gracias María.
Un beso 🙂
Un texto tierno sobre el amor sin condicionantes. Me ha gustado «mirada compinche». Suerte a fin de mes.
Gracias Ximens!Un beso y gracias por leerme 🙂