MAR85. SAUDADE, de Mei Morán
Nos reunimos como cada atardecer alrededor del suero vital. Después de ingerir la dosis diaria nos estiramos en los sofás de olas de gas para digerir y contemplar el universo. La mayoría se deja ir, sin oponer la más mínima resistencia, derrotados por la belleza de Andrómeda, tan cercana. Cuando yacen imperturbables, adormecidos por los cantos de las estrellas a través de los auriculares, saco el visor turístico de color verde que encontré entre las pocas pertenencias terrenales de mi abuelo. A pesar del saqueo sistemático a sus recuerdos al llegar a este planeta, algunos pudieron esconder reliquias que se han convertido en objetos deseados y valiosos por los que estarían dispuestos a cometer crímenes. Al pie de la única imagen visible en la pequeña television de juguete, hay una inscripción: La ciudad de los enamorados y de la luz. Observo un montón de hierros tapando un atardecer en la Tierra. No entiendo el sentido de aquellas palabras y decido enseñar el chisme a los demás. Niegan conocer el lugar. Sólo uno de los más ancianos mueve tembloroso las comisuras de los labios, incapaz de contener unas burbujas de melancolía.
La primera parte me lleva a un chillout y después de leer el texto completo, ¿puede ser la torre Eiffel?
Tres escenas que contienen mucha información de calidad y muy bien resumidas.
Un abrazo.
Yo apostaría por la torre Eiffel. Y te ha quedado un micro rebosante de nostálgica tristeza, Mei.
Mei,
Bonito relato melancolico… imagino que como dicen por ahí arriba la imagen es de la Torre Eiffel.
Saludos, Blanca
Mei, lo que tiene preparado el 2084 para quienes lo disfruten. En el 2013 es más interesante disfrutar micros como el tuyo. Ese futuro puede esperar. Suerte y saludos.
Bonito relato de burbujas melancólicas.
María Rojas
Título muy acertado. Al leer se encoge un poco el corazón.
Un relato lleno de melancolía, lleno de saudade.
Un abrazo, Mei.
Tras un comienzo contundente, continúas con esa sorprendente facilidad para conducirnos por caminos en los que en cada recodo nos espera una sorpresa. Es esa fluidez con la que parece que están elaborados lo que los hace tan brillantes. un abrazo
Buena historia bien contada con la atmósfera muy conseguida. También un buen final, con esas burbujas.
Es ciertamente París y su torre, venida abajo como símbolo del final de una era. Cuida el visor, para que siempre nos quede París.
Un beso y suerte.
Reconozco que ya me habías ganado con el título antes de leer el texto al emplear mi palabra favorita del mundo: saudade.
Luego el texto que trenzas se corresponde muy bien con ese sentimiento, y la versión futurista le da otro cariz a la palabra.
¡Un saludo!