39. Más allá de las nubes
La soltó de la mano un instante y echó a volar. Fue un vuelo raso, improvisado, sin mayor aspaviento, sin un traje al uso. Nuestro protagonista desconocía que un cromosoma aletargado en su cadena genética podía dotarle de aquella característica sobrehumana. Todo sucedió demasiado deprisa.
Así fue como la niña descubrió que su padre era un superhéroe. Era un día cualquiera en la ciudad; de pronto se escuchó un «booom» en la viñeta siguiente y padre soltó su mano, echó a volar, derribó al villano de esta historia y desapareció más allá de las nubes.
La secuencia dramática de las páginas centrales se recrea en el instante del forcejeo. Poco a poco nuestro héroe va haciéndose inmenso hasta envolver a su oponente como un manto. La acción continúa en el envés, donde se produce un nuevo «booom» menos sonoro, amortiguado por los superpoderes de la coraza humana y, a continuación, una serie de viñetas describen el vuelo triunfal del salvador del mundo, hasta verlo desaparecer lentamente entre las nubes.
Y así, en el albor de un nuevo día, llegamos a la última escena donde Malak, hija de Adel, extiende su mano hacia un punto concreto en el cielo de Beirut.
Aunque pueda parecer un tópico decirlo, personas como Adel son los verderos superhéroes, merecedores de la mayor admiración y a los que debeeíamos premiar con su presencia constante, al menos, en nuestro recuerdo; cosa que, lamentablemente, no se cumple. He tenido que documentarme, ya ves… Nos dejas una maravilla de relato, Antonio Diego. Un saludo y suerte.