24. MASTURBACIONES DEL ALMA (Mødes)
Yo era un niño inocente y feliz.
Hasta que una madrugada, sin avisar, la pubertad se hizo verbo y carne dentro de mí.
Y me zambullí de lleno en las procelosas aguas del onanismo compulsivo y atroz, convirtiéndome en un profesional del variopinto mundo de las pajillas.
A qué negarlo; probé todo el catálogo del mercado: pajas a solas, pajas en grupo, a cámara lenta, tipo Black & Decker, pajas confusas, pajas difusas, a mano alzada, con escuadra y cartabón, pajas modernas, pajas vintage, pajas de frente y también a traición…
Pero una tarde, junto al río, descubrí LA BELLEZA con mayúsculas.
Se llamaba Clara, tenía quince años, y yo me enamoré como un perro. Y dejé de darle al manubrio, para centrarme en los suspiros y la poesía.
Días después le declaré mi amor, y sólo el eco de sus carcajadas burlonas me respondió.
Así que me agaché, recogí del suelo los pedazos de mi corazón destrozado y me fui en silencio.
Y pasaron los años, pero nunca la olvidé.
Y hoy, que soy un anciano, debo admitir que pienso en ella a diario.
Y sonrío al recordar que jamás la buscaron en el fondo del pantano.
Este personaje, que se expresa con absoluta sinceridad y sin tapujos, casi nos caería bien por ello, hasta que conocemos lo que se nos desvela al final, un suceso que cuenta con la misma naturalidad con la que detalla la forma en la que da curso a su afición principal. Lo que sintió debió de ser amor verdadero, porque la muchacha le inspiraba suspiros y poemas, pero los sentimientos no siempre son compartidos, han de ser cosa de dos. La respuesta de ella carcajeándose no estuvo bien, mucho menos aún la reacción posterior de él. Este relato sí que está bien, sorprende y golpea.
Un abrazo y suerte, Modes
Relato duro sin duda,sobre todo por la franqueza del personaje y ese final inesperado que deja un sabor a venganza que muchos no imaginamos siquiera.
Excelente relato.
Un abrazo y suerte Modes.
Hacía tanto que no leía los maravillosos relatos de ENTC. Y me encuentro esta genialidad, como siempre. ¡Felicidades maestro! Qué genial relato. Me dejó impresionada, como siempre también. Un abrazo y no le deseo suerte, porque no creo que la necesite. ¡Con ese talento!