MAY09. ALLÍ NO HAY FLORES, de Luz Hernández Baute
Cierra los ojos para que no se contaminen sus recuerdos. Arena y viento. Calor y sed. Nunca sospechó más mundo detrás del horizonte. No hay sonrisa atraída por el recuerdo del primer beso ni palabras de amor envolviendo la concepción de sus hijos. Caminó el tiempo con su carga: arena, viento y soledad. La muerte entró, sigilosa, en su vida y se fue apoderando de sus fuerzas. Sólo esperaba que se apagara el sol y durmieran las lunas para siempre. Aquella gente que un día visitó el campamento le aseguró que vencería al dolor. La tarde que salió de su jaima para siempre, todavía ignoraba que existiesen las flores. Allí nunca hubo flores, allí sólo florece la esperanza.
Abre los ojos. Ese viaje al pasado le duele demasiado. Ahora debe enfrentarse al último y definitivo.No teme ese momento, sólo sonríe y espera. Vendrá a buscarla un aire limpio y fresco y, envuelta en flores, la llevarán al oasis eterno donde el dolor no existe.
Es inmenso su sentido.
El dolor embriaga y abre la puerta al oasis eterno.
Genial y tremendamente humano.
Felicidades 1.1