MAY121. ÚLTIMAS CORTESÍAS, de Gabriel Bevilaqua
El hombre arrojó una palada de tierra y recién entonces se dio cuenta de que la mujer conservaba los ojos abiertos. Sin pensarlo, clavó la pala en el suelo y descendió al pozo. Una, dos, tres veces, pasó su mano derecha por aquellos ojos que, en otras tantas ocasiones, volvieron a abrirse. Bufó. Durante veinte años ella nunca le había dado el brazo a torcer, y pese a las limitaciones de su nueva circunstancia, parecía dispuesta a seguir con su costumbre. El hombre, incapaz de resignarse a esta última derrota por pequeña que fuese, salió de la fosa raudamente. Tras desordenar media casa, regresó con el pegamento que su mujer le había encargado comprar. Leyó el prospecto, le cerró los ojos y, manteniéndolos apretados, los colmó de adhesivo. Cinco minutos después, al retirar la mano, la mujer volvió a abrir los ojos con el añadido de que se clavaron, viva e intensamente, en los suyos. El hombre profirió un alarido al tiempo que una palada de tierra golpeaba su rostro. Pensó que era eso lo que súbitamente le vedaba la visión, pero, tras recibir una segunda palada, la mujer dijo:
—Yo tampoco quería que te entrase tierra en los ojos.
Fantástico relato y gracias a él también he podido llegar a tu blog. A la gente que nos ofrece tanta calidad solamente decir gracias.
Un abrazo, cuanto sarcasmo del bueno.
¡Gracias, Alba! Visitando tu bitácora he descubierto que eres la autora de “La ayudante del mago”. Entonces compartiremos páginas en la II antología del concurso de la Microbiblioteca 🙂 Mi micro finalista (de noviembre, si mal no recuerdo) también va de magos 😀 Y, por supuesto, me alegra que te guste «El elefante funambulista».
Saludos cordiales
Gabriel, vaya pareja!! los tintes de novela negra están muy conseguidos, igual que la acción y el desenlace final, suerte y saludos.
Gracias, Calamanda.
Saludos cordiales
En realidad, Ana, creo que estos dos eran sumamente corteses en el fondo… 😉
Gracias y saludos
Que cuento tan bueno!! No sé con qué proceso mental se llega desde “princesa” a esta pareja de asesinos donde el final es sorprendente, me encanta la idea de que ella se haga pasar por muerta para que él cave la tumba, le haya comprado el pegamento etc … que maquiavélico Gabriel!!! Me ha recordado a los Roper una serie inglesa del siglo pasado, humor negro… una pregunta “últimas cortesías” es lo que en Europa diríamos como “últimas voluntades” que son las peticiones que se hacen antes de morir¿? Me he reído imaginándome la escena, gracias…
Mel, a mí también me gustaría saber cuál es el proceso mental, por dónde se cruzan los cables neuronales pero… la verdad es que lo mejor es no saberlo, ¿no?
Lo de “últimas cortesías” es un toque de sarcasmo, porque ambos personajes tienen el “detalle” de cerrarle los ojos al otro…
Gracias, Mel, y suerte.
hey, no te tomnes a mal lo del proceso mental, al contrario, ahh que mal me explico a veces… me encanta ENTC porque de las mil ideas que se me puedan ocurrir sobre el tema siempre hay unas cuantas que nunca se me hubiesen ocurrido, y me encanta!!! igual es mejor no saberlo no, pero es divertido. Si ya se que «cortesías» va de rechufla, pero lo que pregunto es si se dice así (tú eres Argentino no?) a las últimas voluntades… suerte también para ti
Ay, Mel, en todo caso que mal me explico yo: simplemente quería decir que para el proceso creativo quizás sea mejor no saberlo, por aquello de que el conocimiento hace perder la naturalidad. Aunque también, desde otro punto de vista, sería bueno saberlo para no tener que esperar a que vengan las ideas y poder ir directo a buscarlas. Pero que quede claro que para nada he tomado a mal la pregunta 😉
Con respecto a lo otro, sí, en Argentina también se usa “últimas voluntades” para referir las peticiones o deseos que se hacen antes de morir.
Saludos cordiales
¡Qué bueno! Tiene humor, ironía y negrura.
Abrazos. María Rojas
Gracias, María.
Saludos cordiales
Gabriel, un relato con tu toque muy personal, realmente me ha gustado el humor negro, y la forma que has elegido para narrarlo. Ahora la pega, y perdone usted, que no encuentro cual es la relación con el tema de Princesa. Pero seguro que tu me lo vas a explicar.
Bravo chico.
Gracias, Begoña, pero, caramba, no me trates de “usted”.
En cuanto a lo de la relación con el tema, hay dos formas de afrontarlo: la tradicional, apegándonos a narrar la historia de una princesa, con título nobiliario acreditado y todo, o, narrar una historia más actual, donde el personaje sea una princesa muy sui generis, una mujer que se sale con la suya “principescamente”, por así decirlo, como en este caso. De hecho, en la convocatoria se señala:
«Pero “vuestras historias pueden afrontar esta figura desde donde os apetezca”: aprovechando el personaje clásico o “convirtiéndolo en un anti personaje”, fijando la vista en el periodo romántico o “en la cruel actualidad”, incidiendo en el papel histórico de aquellas mujeres o “aprovechando sólo el aspecto metafórico y mágico de su figura”».
Más allá de todo, y del encuadre o no en el tema, ha sido una buena excusa para escribir 😉
Saludos cordiales