MAY137. RECUERDOS, de Patricia Arroyo Apellániz
Brisa venía de lejos, de muy lejos. No recordaba su origen. Era como un barco sin rumbo que no encuentra tierra en la que atracar. Se sentía cansada de tanto caminar. Las plantas de sus pies reflejaban el mapa de su vida, cada kilómetro recorrido, cada pueblo paseado, cada calle vagada. Pero por más que miraba sus soportes buscando encontrar la senda de regreso, no lograba interpretar el plano. No quería seguir avanzando.
« “Quién sería ella? ¿Sería feliz antes de comenzar su andanza interminable?” se preguntaba cada mañana »
Realmente no se había movido de su palacio, recorría una y otra vez su jardín paradisíaco, sus caminos de piedras preciosas y desde allí contemplaba la mar. Se cruzaba con las mismas doncellas cada día sin reconocerlas, y llegó a olvidar su nombre, a sus padres e incluso borró de su mente que tenía un esposo que la amaba.
-¿Qué le pasa a la princesa Brisa?- preguntaban las visitas en palacio.
– Padece la enfermedad de los recuerdos, se han esfumado todos. Brisa llora todos los días porque quiere volver y los demás lloramos porque queremos que vuelva. Hace tiempo se perdió y no encuentra el camino de vuelta.
Patricia, qué sorpresa me llevo contigo! No sabía que llevabas las letras dentro… Pues quiero que sepas que tu historia, triste ciertamente, me ha dejado con ganas de leer más relatos de esa mente inquieta.
Un abrazo. Luisa
Patricia, qué relato más profundo que se puede dar un montón de interpretaciones. Te, felicito me ha gustado mucho, Sotirios.
Muchas gracias Sotirios.
Patricia, muy delicada es esa enfermedad, la has expresado con gusto y espiritualidad. Suerte y saludos.
Muchas gracias Calamanda Nevado.
Muy buen escrito,con gran sensibilidad y sentimiento me gustaría leer más escritos tuyos
Un abrazo