MAY139. ROBADOS, de Marcel Gris
Camina en busca de momentos que cazar. Va sin rumbo por el casco viejo. “Entre las piedras” como suele decir. No hay objetivos, sólo instantes que se cruzan con él.
En la plaza de la iglesia quemada, bombardeada y reconstruida por el hombre, encuentra una fuente de piedra sobre la que una pareja se besa con la suave ausencia del ruido de las terrazas que los envuelven. Los mira con el ojo que cuelga de su cuello. Sonríe. Ha encontrado lo que buscaba.
Ella es bella, hermosa, casi un sueño. Él, un simple afortunado de cuento de hadas. De hecho, representan un posible final del “comieron perdices”.
Se aproxima a ellos con su objetivo descubierto y el sigilo anónimo que le permite el gentío de las mesas y sus comensales, un mediodía festivo cualquiera en este histórico y turístico lugar.
Apunta. Ella lo mira. Él duda. Gesticula. Ella sonríe mágicamente. Él dispara, robando el instante. Inmortalizando el beso, la sonrisa. Sus recuerdos.
el famoso beso, supongo