MAY31. FLORES DE LUZ DE LUNA, de José Ángel Gozalo Molina
El camarero volvió por enésima vez y Leire le dijo que esperaría un poco más.
Llevaba un vestido rojo comprado para la ocasión y se había soltado el pelo, algo insólito en ella.
Se preguntaba con impaciencia como seria su admirador anónimo, aquel que con sus poemas y sus flores le había devuelto la alegría.
Espero a la luz de las velas hasta que se consumieron.
Aquella noche no hubo flores ni tampoco cambió su vida. Leire regreso a la soledad de su casa. Había una hermosa luna llena. Se durmió mirándola a través de la ventana cuando ya no le quedaron más lágrimas.
Por la mañana, al abrir la puerta se llevo una desagradable sorpresa: Junto al periódico estaban aquellas malditas flores, las que recibía desde hacía un tiempo. Las cogió del suelo y las estampo con rabia dentro del cubo de la basura.
Mientras ojeaba el periódico un titular le llamo la atención. Habían encontrado el cuerpo de un joven entre las rocas de la playa. Si hubiera seguido leyendo se habría enterado de que por dentro, su chaqueta estaba llena de flores. Unas flores blancas que solo florecían ciertas noches de luna llena, al pie de los acantilados.
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Nos traiciona la imaginación, pero es lo último que nos queda. Muy bonito, José Ángel, me ha llegado. Por cierto, o es mi ordenador o tu blog, pero he leído alguno de tus textos y no me deja opinar. Lo sigo intentando.
Un abrazo grande.
Gracias Susana me ha gustado conocer tu opinión. Tenia serias dudas sobre el relato.
En cuanto a los comentarios creo que es por culpa de mi blog, pues últimamente me da errores. De todas formas te agradezco que hayas leido los microrelatos. Siempre seras bien recibida.
Espero seguir coincidiendo contigo en este o entros lugares donde podamos expresarnos tan libremente como aqui.
Un abrazo.
Historia muy bonita.
El sentimiento a «flor» de piel.
Como siempre, tocando las fibras, llegando dentro.
Un abrazo, José Ángel.
Muy buena narración. Ella espera… se queda tan dolida, que se instaura en su interior la desconfianza. A partir de ese momento no quiere saber nada que le recuerde a esa persona, por eso tira las flores, y tampoco lee el artículo hasta el final. Muy bien conseguido y bien plasmado estos sentimientos que nos invaden cuando nos traicionan. Lamentablemente nos volvemos desconfiados. Y cuesta mucho restaurar de nuevo nuestro ser anterior. Las heridas de la vida nos van enterrando nuestro ser primigenio. Perdemos la inocencia de la infancia.
¡Suerte en el concurso!.
Gracias por tu comentario anónimo.Has interpretado el significado del relato perfectamente. Tienes mucha razon en tus palabras.
Tambien te deseo mucha suerte en el concurso si es que participas. Un saludo
Gracias a ti. Participo por el mero hecho de escribir, es como un reto para mí porque hubiera preferido hacerlo de forma anónima pero las normas son las normas. Así que con un poco de vergüenza ya he enviado mi texto. Un saludo.
Un relato con mucho sentimiento y sensibilidad, suerte Jose Ángel.