MAY42. NO HUBO FLORES, de Susana Gil Sena
Como cada jueves de marzo, su mirada de agua observaba a través de la ventana, daba igual que el sol hubiera venido a verla para calmar su frío, no importaba que la lluvia adormeciera con su danza aquellas tardes de primavera, ella solo esperaba.
Hacía más tiempo del que ella misma podía recordar que se había convertido en un hábito esperar en marzo, esperar que aquel muchacho de ojos alegres y pelo trigueño le trajera siete dalias blancas que acariciarían el ansiado recuerdo de su amor de juventud.
Antonio había sido el amor desesperado de sus años de rebeldía, junto a él aprendió el color que tienen los besos cuando se cierran los ojos, a dormirse con la melodía de los latidos de un corazón fatigado después de las batallas del amor… y sin embargo había tenido que vivir junto a Carlos, un marido cómodo para la vida.
Pese a que habían tenido vidas distintas, separadas torpemente por consejo de su familia, él nunca había dejado de mandarle aquellas siete dalias, cada jueves de marzo durante los últimos 60 años.
Hacía dos meses que Antonio había fallecido, y aunque ella seguía esperando, aquel jueves no hubo flores.
precioso y conmovedor relato y bella y triste historia de amor,me ha encantado.felicidades a la escritora
Muchas gracias, me encanta que te haya gustado. Un saludo.