MAY64. AQUÍ NO YACEN ELLOS, de Miguelángel Flores
Flores no hubo. Ni abrazos. Ni besos, ni llantos. Sólo la espera, el desasosiego, la muerte en pie. Una locura de coronas que no llevan nombre. Desde entonces envidia la pena ajena. Mira resentida a las madres que lloran de verdad, a las esposas que son viudas de alguien, a las mujeres que desmenuzan su vida ante la certeza de que tras el mármol se descompone la carne que aman. No hubo flores, ni adioses. No hubo cuerpos. Tras las lápidas no están los que se llevó el agua dejándola sin nada, peor que desnuda. No hubo taxis, ni ataúdes, sólo el barro y la riada. Los que jamás volvieron yacen bajo el lodo seco, como tubérculos. Rodeados de loza, juguetes, de fotos y cunas, de vida muerta. Y sobre ellos echan ahora raíces las flores que nunca tuvieron.
Muy bien preparado ese cierre de tres frases soberbias.Qué bueno, Miguelángel.
No te lo vas a creer: acabo de «recriminarte» en mi blog, tu falta de participación este mes de mayo con tu relato de las flores, y resulta que ¡ya está aquí! Lo acabo de leer…
Nos has hecho esperar, pero ha valido la pena.
Me ha encantado: me gusta que me sorprendan.
Intrigante y desolador comienzo; rabioso, rebosante de odio y envidia el nudo, y sorpresivo y anhelante desenlace.
Muy buen relato, Miguelángel.
Un abrazo.
Se me ha encogido el pecho con tu relato, Miguelángel. Excelente. Qué más decir…
Enhorabuena. Un abrazo.
No hay mayor dolor que no tener un cadáver sobre el que llorar. La herida nunca se cierra, la pena nunca cicatriza. Magnífico, como siempre. Un abrazo.
El dolor contenido es el más duro.
Enhorabuena
Saludos
Sin mencionar el escenario de la tragedia, con apenas un «solo los que se llevó el agua», me he sentido arrastrada por esa riada y lo he visto claramente. Estupendo microrrelato, mostrar sin contar, te ha quedado superior. Es la línea de escritura a la que aspiro llegar. Un abrazo.
Otra forma de morir y otra forma de despedirse de sus muertos. Dos aspectos, el habitual, el más común y el debido a desastres naturales.
Buen bien contado. ¡Felicidades!
Precioso tu relato Miguelángel, creo que lo más triste de la muerte de un ser querido es no tener, ni tan siquiera, dónde ir a llorarlo. En nuestra tierra donde las riadas son tan habituales creo que es muy fácil ponerse en la piel de esa mujer. Me ha gustado mucho. Felicitaciones
Yo veía a esta señora hace muchos años. Su imagen me conmovía, y sólo era un niño. Porque a pesar de que no lograba enteder bien el alcance de su desgracia, me producía una tristeza demasíado grande para un niño, como una sobredosis de pena.
Gracias a todas y todos por vuestros comentarios.
Abrazos.
Muy descriptivo, muy duro y muy hermoso en su tristeza.
Me quedo especialmente por su poesía y significado con las cuatro últimas líneas. Ellas solas ya son un relato.
Suerte y un abrazo.
Muy triste Miguel Angel. Me has dejado un nudo en la garganta con el que no voy a poder cenar. El agua arrastra los cuerpos, los entierra y deja al descubierto unas lágrimas que no encuentran consuelo. Ni siquiera las flores, pueden encontrar su lugar.
Enhorabuena y un abrazo.
De nuevo, Miguel Angel te ha quedado soberbio. Mi gran sincera enhorabuena!!!!
Antonia, Laura, Anónimo, tres grandes nombres, mujeres a las que os envío un abrazo desde este domingo que se pone donde nace una nueva semana.
Abrazos.
Debe de ser terrible no poder darles sepultura a tus seres queridos. Lo has descrito con mucha maestría.
Abrazos, muchos.
Me parece un micro fantástico, redondo y triste… Felicidades Miguel Ángel.
Sólo un apunte, que por supuesto no tiene que ver con la calidad del micro, ni con el mensaje, sino con una cuestión personal propia y tu micro es el pretexto para gritarlo: también lloramos nosotros. También lloran de pena padres y viudos, hermanos…
Un abrazo y suerte.
Tu micro es genial.