MAY85. MARGARITAS, de Mar González Mena
Me quiere. No me quiere. Me quiere. No me quiere… podía pasarme horas así. Me encantaba pasear por el bosque, recoger un buen ramillete de margaritas y sentarme a la sombra del gran árbol a soñar con el amor. El primero fue Daniel, el niño pecoso de tercero y Sofía, mi compañera de pupitre, quien me enseñó a deshojar margaritas. Me quiere. No me quiere. Me quiere. No me quiere… Después llegaron otros. Jaime, con su chaqueta de cuero y su vespa; aquel profesor de biología; Thomas, el chico de intercambio… Me quiere. No me quiere. Me quiere. No me quiere… Suspiré por cada uno, les pregunté a las margaritas y fui pasando páginas. Pero aquel mayo no hubo flores. Te llevé bajo el gran árbol y te pregunté mirándote a los ojos: ¿me quieres?
Bella historia de las etapas y maduración del amor. Cuando algo nos importa de verdad, mejor no deshojar margaritas sino ir a por todas las flores. Un beso. Precioso.
Todos los «amores» que pasan por nuestra vida importan y mucho. Sirven para nuestro crecimiento personal. De todos ellos aprendemos a conocernos y a conocer a los demás, a veces de una forma imperfecta, no se logra… y cuando pasan los años tienes pena de no haber profundizado más con cada una de las personas que han pasado por tu vida. Hubiera podido ser todo más bello pero nuestra inmadurez no nos permitió hacer lo anterior.