MAY92. PARADA DE AUTOBÚS, de Mª Carmen Gómez Caro
Ayer te vi pasar. Desde que volví a esta ciudad esperaba el momento, y al final, ya ves, ni me atreví a acercarme, soy así de tonto. Han sido muchos años, me dirás, pero qué quieres que te diga, para mí todo sigue igual. Me parece que te estoy viendo ahi sentada en la parada de autobus en aquella madrugada de 86, esperando. Ya se que hablamos de irnos juntos a la capital, de escaparnos para conocer el mundo….pero entonces me pareciste más niña que nunca, con esos calcetines blancos, ese pelo rebelde, esos quince años. No pude llevarte conmigo, una especie de compasión me lo impidió. Y me fui sin mirar atrás.
Ya pregunté por tí de vez en cuando, princesa, no te creas. Me contaron que estudiaste carrera, que te casaste y que tienes un par de críos. Qué te parece. Yo mientras me bebí la vida, quemé todos los cartuchos, esquivé muchos golpes y me metí en algún lío. Volví hace una semana esperando encontrarlo todo igual, encontrarte igual, princesa, en esa parada de autobus en la madrugada del 86 esperando. Y ya no estás. Sé que lloraste y creciste. Sé que ahora me voy para siempre.
Una historia de la vida, bien contada. Suerte.
Nicoleta, me encanta contar historias de esas que pasan en todas partes y en todas las épocas y que conocemos de cerca. Nuestras vidas están llenas de enamoramientos gloriosos, algunos dramas y muchas encrucijadas. Me alegro de que la historia te haya parecido bien contada. Gracias. Un abrazo
Si reflejas muy bien el pudo ser y no fue. La nostalgia de no haber hecho la elección correcta. Muy bello tu relato.Gloria Arcos
Muchas gracias, Gloria, has entendido la esencia del relato: la nostalgia de lo que pudo haber sido. Un abrazo.
Hola, Ana, gacias por tu comentario. Me alegro de que te haya parecido precioso. La parada de autobús es el punto en el que dos vidas siguen caminos distintos -uno se va, el otro se queda-
La historia comienza en una madrugada de 1986 (cuando los dos jóvenes se separan) y llega la fecha actual con la vuelta de uno de ellos a la ciudad. Es verdad que las personas se van de una manera cuando dejan algo, y se van de forma muy distinta cuando ya no les queda nada en ese lugar. Un beso.
M.Carmen , me gusta mucho la fluidez de relato. Yo creo que todos nos hemos pasado de un amor que nunca hemos podido olvidar. Un fuerte abrazo amiga, Sotirios
Gracias, Soti. El pasado siempre se queda atrás, no es posible volver por el camino ya andado. Un abrazo para tí también.
Me gusta el regusto amargo que tiene, y también ese casi universal del pudo y no fue. Microrrelato «de la vida».
Mucha suerte.
Pues sí, Miguel Ángel, es un micro «de la vida», de los que le pasa a culquiera sin ser rico, ni famoso… y ni siquiera guapo. Me alegra que te haya gustado el sabor amargo del dasarraigo y del amor inacabado. Muchas gracias por tu comentario. Un abrazo.
Te felicito. Has sabido contarnos en ese personaje el retorno al punto de partida que ya no existe. Ese «Y ya no estás» lo resume todo. Con alguna tilde corregida te veo en el libro. Tal vez.
Gracias, Ximens. El río nunca es el mismo, no podemos cambiar lo que hicimos…Y tienes razón: si pudiera volver atrás corregiría algunas tildes. Yo sí que te veo a tí en el libro con tu maestra, el cartero y la burra. Para mi gusto, un relato exquisito.
Un saludo.