MAY94. NO HUBO FLORES, de Eva Souto
Los intrincados recuerdos fluyen en mi memoria.
La realidad golpea en mi mente, desvarío entre miles de sentimientos ahogados.
Es inadmisible pensar que la vida nos somete a los arrebatos del destino sin piedad.
El tiempo me habla con su voz de silencio, trayéndome los recuerdos que con el coraje que da la memoria, me cuenta la noche que mi madre cerró los ojos para siempre.
Era una noche lluviosa, la tristeza derramaba lágrimas sobre mis manos.
El viento me habla con su voz modulada consolándome.
La quietud se instala en el lugar, las gotas de rocío se posan en mis ojos y recorriendo mis mejillas terminan sobre mis labios.
Todo me recuerda a mi madre que ya no está.
No hubo flores en su entorno que la despidieran, sólo lágrimas, lágrimas, muchas lágrimas.