MAY98. EL PAGO DEL PESCADERO, de Jesús Alfonso Redondo
El tiro de gracia apenas sacudió el cuerpo de José Botas tendido en la arena de aquel matadero falangista llamado el “Pago del Pescadero”, en la cuneta de la carretera en Laguna de Duero.
El amanecer desveló de nuevo más cuerpos yertos. Esta vez la alborada era la de un frío 11 de Abril de 1937.
Detenido, llevado a aquellas cocheras de triste memoria, subido con nocturnidad a una camioneta junto a siete compañeros y asesinado en una cuneta.
Todos los partes médicos coincidieron:
“Congestión cerebral, fractura de la base del cráneo por herida de arma de fuego”.
Ya no quedaban féretros en Laguna, y el Juez pidió ocho cajas.
Luis Botas llevó un ataúd y reconoció el cuerpo de su tío asesinado.
Siete años después el Tribunal Especial de la Represión de la Masonería y el Comunismo procesó al encausado por masón y ordenó:
“Con toda urgencia se adopten las medidas precautorias para el aseguramiento de los bienes del procesado”.
Juzgado después de ser asesinado.
Su alma despreció al tribunal y no compareció en el juicio.
No hubo flores aquel día.
Cada 19 de Marzo, su viuda, la siempre enlutada Fidela, dejaba una rosa en el Pago del Pescadero.
Me quedo con ese alma rebelde. Me gustó mucho.
Suena tan real que impresiona. Buscaré el Pago del Pescadero y dejaré otra rosa. Para que esa alma descanse con otro amigo más.
Muy bueno lo de «Su alma despreció al tribunal y no compareció en el juicio»