102. Me cansé de rosas (Alberto BF)
A Eva, desde pequeña, le aseguraron que la vida era de color de rosa. Creció convencida de ello. Rodeada de caprichos, su voluntad era el único camino y el mundo giraba sobre su propio eje.
La vie en rose se tornó gris el día en que fueron a buscar al despacho a papá para meterlo entre rejas. Quedaba demostrado que sus caprichos de infancia se habían financiado con dinero público, y tuvo que devolver todo lo robado por papi, incluido el ático pintado de rosa que tan mono y acogedor le parecía.
Ese mismo año, la alerta rosa de un Predictor le informó de la llegada de Abel, la gran ilusión de su vida. Débil y enfermizo, tres años más tarde se cansó de luchar contra la rara dolencia que le acompañó en su corta existencia. El padre de la criatura, por no estar, no estuvo ni en el entierro.
El rosa se cruzó por última vez en su senda a los 46, en forma de lazo, tras una cita urgente con el oncólogo. Ese día supo que le quedaba una semana de vida, siendo optimistas.
Su última voluntad fue que nadie llevara rosas a su tumba.