7. Lucia después de una de las batallas.
Lucia tubo un vómito de sangre, los padres asustados la acercaron al hospital más cercano. Tras unos días de ingreso, se propuso el traslado a una unidad psiquiátrica. Los padres accedieron, las joven de tan solo 16 años fue trasladada. Ese mismo día aprovecharon la hora de visita, y contemplaron como su hija estaba asustada, acurrucada en el suelo, absorbida por aquella estancia gigante, llena de sillas ocupadas por desconocidos de movimientos estereotipados, miradas ausentes y brillos en ojos opacos de pupila dilatada. En aquel habitáculo se respiraba una extraña sensación que llegaba al alma. Con la simple observación se descubría el sufrimiento más extremo del ser humano.
Manuel cogió a su hija en brazos y la sacó de aquel cajón desastre en el que toxicómanos, alcohólicos, y adultos con graves trastornos mentales fumaban y conversaban de temas singulares delante de su niña.
Desde aquel día Manuel reconoció su problema, era adicto al trabajo. Empezó a recuperar el tiempo perdido al lado de su hija, y milagrosamente, junto a la terapia ambulatoria, Lucia en un año había engordado nueve kilos, pero lo más significativo es que Lucia ya sonríe e incluso en alguna ocasión suelta una bonita carcajada.
Esa es la guerra contra la soledad.
Nunca es tarde para ponerse al frente de una batalla y dar la cara. Seguro que al menos queda el buen sabor del esfuerzo y la lucha.
Abrazos
Me gusta la parte en la que Manuel la saca de allí.
Un abrazo, Eloisa.
Madre mía, qué historia más sobrecogedora. Ese ambiente me ha helado el alma. Suerte de ese héroe que toma a su hija en brazos y, rescatándose él, la salva a ella.
Muy bonito.
A veces no basta con llenar de regalos a la sangre de tu sangre.
Y un hijo necesita un Buen Padre.
Y se llama presencia, y compartir vivencias, y que el cordón umbilical se haga cada vez más fuerte entre ambos.
Que sí, que vale, que luego entran en la pubertad y en el mongolismo…
Como todos.
No. No lo sé, pero me temo que no es fácil estar a la altura.
Pero si eres padre o madre, intenta estarlo, joder.
Que batallas más duras has elegido para tema del mes, porque yo veo varios frentes abiertos. El texto me deja helada y no porque sea eso de «ni frío ni calor», si no más bien todo lo contrario.
Creo ver algún trastorno alimentario detrás del texto, quizás como una manera de llamar la atención de una niña llena de soledad. Duro texto y terrible batalla. Un beso. Gloria
Encantador relato en el que le has dado la vuelta a casi todo. Me ha gustado mucho la resolución que le has dado y el mensaje que lleva. Mucha suerte 🙂
Se mire por donde se mire, la vida es una continua lucha…
Las batallas se suceden una tras otra y cuando se gana una, hay que alegrarse y felicitarse
Te felicito por ganar ésta. Tu relato provoca alarma y nos avisa de lo que nos puede suceder si no permanecemos alerta con la comunicación de los que más queremos y más nos necesitan.
Muchas gracias por los comentarios. No ha sido un relato inspirado en algo real que esté cerca de mi entorno, pero una lucha real que muchas y muchos adolescentes batallan,por su alta incidencia creo que como ejemplo de lucha contra la enfermedad ha de ser recordado en esta ocasión que hablamos de batallas, ya que las batallas mas grandiosas vencidas por el ser humano son las batallas lidiadas ante la enfermedades. Un beso .
Otra batalla distinta la que nos muestras. La batalla contra las rutinas, el trabajo y otras actividades q
Hola de nuevo se me fue el comentario sin acabarlo. Decía que hay cosas que contaminan las relaciones, en tu caso la de Lucía y su padre.
Un saludo.