65. Melancolía
La mujer levanta la vista de su labor. Acaba de pincharse con el ganchillo y se lleva el dedo a la boca. Mientras sofoca la gota de sangre, su pensamiento se detiene en cómo ella y sus dos compañeros han ido perdiendo destreza y vitalidad.
Lo que más le apena es que Teo y Gastón sean ya tan predecibles. A esta hora de la tarde sabría encontrarlos sin ningún esfuerzo. Teo, el abisinio, aún conserva algo de aquella curiosidad que dominaba su espíritu y estará frente a la galería de arte que hay al cabo de la calle. Se ha encaprichado del Maneki-Neko del escaparate y, a base de insistir, ya levanta la pata izquierda como él. Gastón, el persa, mucho más discreto, estará acurrucado cerca de la antena parabólica de los vecinos londinenses. Es él quien más añora los viajes que hacían los tres juntos y, por algún motivo, parece encontrar consuelo en ese artefacto.
La mujer retoma su labor. Sabe que la noche y su letargo vendrán a liberarle de toda esa melancolía.
Y sonríe al pensar que, si afina bien el oído, escuchará de nuevo a Gastón ronroneando en sueños con acento british.
Hola, Ana.
Qué título tan bonito, y precursor de casi cualquier clase de poseía, aunque fuera en prosa. Y qué bien acompaña a la letra del texto la melodía. La imagen inicial del relato es muy visual y nos pone sobre la pista, perfectamente, para que avancemos. Vemos, entonces, en lo que se traduce la vejez, y es verdad: nos vuelve predecibles. Y cómo el par de gatos lucha, a su manera, para que no se imponga en definitiva esa añoranza, ese cualquier tiempo pasado fue mejor. Y la vieja encontrará anestesiada su melancolía cuando, como dijo otro poeta egregio, «la noche cierra (cierre) el gran aposento de sus sombras». Me ha gustado mucho tu propuesta. Besos.
Efectivamente, tu relato es muy melancólico. Y contagioso.
Perfecto el título y perfecta la escritura de tu relato. Nos haces sentir la melancolía que cubre esas tardes que parecen adelantar el ocaso de tres vidas. Enhorabuena, Ana. Suerte y un saludo.
Ana, has dado a tu relato un ritmo muy adecuado a su contenido, nos lleva hasta ese final que lo cierra fenomenalmente. Suerte y saludos. Feliz 2017
Que belleza Ana, un poema de sueños y nostalgias que a mi edad se siente cual esa tarde que va dando paso a la noche.
¡Me encantó!!
Un abrazo y suerte.
Muchas gracias a todos por vuestros comentarios.
Qué ilusión hace que alguien sienta cercana la propuesta de un extraño.
Gracias de nuevo…
Ay Ana, que ilusión que te pases por la casa Enteciana. Buena suerte!!!!
Gracias, Arantza,
No podía se de otra manera.
Hablabas siempre con tanto cariño de este lugar….
Cuánto me alegro de verte por aquí, Ana, y además con este texto escrito con la delicadeza que te caracteriza.
Un paréntesis delicioso, este que nos muestras entre el pinchazo y el retomar la actividad, en el que haces un repaso vital entrañable. Me ha gustado mucho. Suerte !!
Muchas gracias, Juan Antonio.
Me hace mucha ilusión saber que os ha gustado.
Un saludo