71. Memoria de sombras (Javier Ximens)
¿A quién quieres más, a papá o a mamá? La verdad es que nunca supe contestar a esa pregunta tan malvada.
No rememorar los primeros años de nuestra vida es un mecanismo necesario para liberar a la persona de la dependencia de los padres. El placer de la lactancia, los arrumacos, las risas, las noches en vela, la protección de sus brazos, los besos, el «ven aquí mi niño», los sábados de fútbol, la pesca de los domingos, los paseos en bicicleta. Si recordáramos esa época infantil, nunca podríamos volar solos ni llevarlos a la residencia.
Maldita memoria de sombras que olvida lo más importante y solo me trae sus burlas y humillaciones, como la vez que a los dieciséis años se rió de mí porque me había enamorado; o aquella otra, ya universitario, en la que me regañaba diciéndome que no me estaban dando estudios para casarme con la hija de un obrero.
Como no puedo pagar la residencia de los dos, hoy, cincuenta años después, he tenido que dar una respuesta.
Jopeee Ximens que final!! Todo ese camino tan tierno y lleno de recuerdos al principio, la rebeldía y las humillaciones que nos creamos en la adolescencia y al final me dejas hecha polvo. <muchas felicidades, me ha gustado mucho. Suerte.
Besicos muchos.
Bravo, Javier! Un punto de vista original e inesperado… empieza tierno y acaba duro y negro… Felicidades! Suerte!
¡Qué bueno, Ximens! Inevitable recordar la Decisión de Sophie.
Enhorabuena, suerte y abrazo.
Me gustó mucho. No logro saber si fue a él o ella quien encerró en la residencia.
Gracias a todos por comentar.
María, he cuidado de no desvelarlo.
Os leo a todos (mejor dicho, me lee vuestros relatos el lector de Windows). Aún tengo problemas de visión y no puedo hacer comentarios. Un abrazo.
Impresionante evolución desde esa primera frase aparentemente inocente.
Me encanta!
Un abrazo y cuídate!
Javier, mejorate¡¡¡, cuentas muy bien lo selectiva que es la memoria. Suerte y saludos
El pragmatismos de tu protagonista solo es comparable con su rencor hacia unos padres que, con todos sus fallos, lo harían lo mejor que supieron. Él se alegra de no recordar los buenos momentos, los de la infancia más tierna, para así poder tomar la decisión sin cargo de conciencia. No sé yo si la excusa le servirá realmente, pero hay que reconocer que el enfoque es original para propuesta de este mes y que está muy bien escrito, con un ritmo que acelera desde el principio apacible hasta ese final explosivo.
Espero que te recuperes pronto. Un abrazo.
Hola, Javier.
Tu personaje me parece un tipo que continúa atormentado por una infancia que no fue lo que cualquier padre firmaría para sus hijos. Da lástima esa niñez infeliz.
Me alegro de que solo pueda llevar a uno a la residencia. Hay padres que no merecen ni el cariño ni el respeto de sus hijos.
Un abrazo de regreso de vacaciones y estos besos gigantescos.
Muchísima suerte, bonito.