22. Menudo bombero
Cuando se prendieron las cortinas de la cocina el abuelo no tuvo mejor idea que lanzar al gato para intentar apagarlas. Ignoraba que el pobre felino no era ignífugo, por eso pasó lo que pasó. Se le prendió la cola y salió disparado como un cohete de pelo negro. Fue corriendo alocado por toda la casa; parecía el portador de la antorcha olímpica en el recorrido más disparatado y veloz de toda su historia.
Logramos detenerlo antes de que quemara todo, pero no pudimos evitar que el abuelo lanzara también al perro y a uno de los hámsters en su loco afán de apagar el fuego. Y tampoco eran ignífugos.
Hola, José.
Caramba con la falta de sabiduría del abuelo. La palabra ínifugo se las traía para el hombre. Igual se pensaba que el gato era un tragafuegos. Como el perro y los hámters. Un texto el tuyo lleno de un humor tremebundo. Al pobre velestorio se le fue la olla o jugó a hacerse el travieso. Tendría una infancia dura, jajaja. Un texto escrito al estilo REC, en su tono, que me gusta mucho. Un abrazote.
Creo que el abuelo no estaba en sus cabales, jeje. Gracias y otro abrazote.
Y aún deberíais dar gracias al dios de los animales de que el abuelo no tuviera ya fuerzas para lanzaros a vosotros. Si no, otro gallo cantaría en semejante familia desestructurada y sin un techo bajo el que cobijarse. Muy curioso lo que nos cuentas, José. Suerte y un saludo.
Muy bueno tu comentario, Jesús, 😀 . Gracias y un saludo.
Me llama la atención el humor despiadado (más que negro) que has usado para contar el sufrimiento animal.
Está escrito desde el prisma del humor, evidentemente, y yo lo imagino en mi cabeza como una escena de dibujos animados, donde nadie sufre realmente porque al final todos acaban ilesos… como en los dibujos del coyote y el correcaminos. 😉
Debo aclarar que no me gusta nada ver sufrir a los animales, pero ya digo que esto es simplemente humor, bruto, pero humor. Un saludo.
Madre mía, qué salvajismo, el del pobre anciano… Di tú que, lamentablemente, a ciertas edades puede pasar que se olviden las cualidades de ciertos animales y se les atribuyan otras que son más fantasía que realidad. Muy bueno, José. Es iconoclasta y sorprende.
Un abrazo.
Muchas gracias, María José. Lo escribí con la idea de que pareciera una escena absurda, sin pies ni cabeza: el abuelo que no razona ya como debería, el gato que escapa con la cola ardiendo, todos locos intentando atraparlo para que no queme la casa… y el abuelo bombero tirando más «leña» al fuego, jeje. 😉
Un abrazo.
Quien sabe si no fue el abuelo el que prendió el fuego para quemar al gato, al perro y al hámster… demasiados animales en la casa, jaja
Tiene su punto absurdo con presunto pirómano e imprevistos bomberos.
Un saludo.
Nunca se sabrá, jajajaa 😀
Un saludo y gracias por comentar.
Espero que los bomberos llegaran a tiempo, porque mucho me temo que detrás del hamster va el perico, la nieta y la bombona de butano. Suerte !!
Muy probablemente así sería. 😉
¡Gracias!
Pobres animales, y menudo el abuelo.
Un saludo
Un saludo, Blanca. 🙂
José, orignal historia. Suerte y saludos. Feliz 2017
Muchas gracias, Calamanda. Igualmente. 🙂
Muy bueno José, me parece hilarante y me ha recordado el chiste del Ogro que se limpia el culo con un conejo,jajaja.
Un abrazo
Jajaja, muchas gracias y un abrazo. Epi. 😉