81. Mercedes Benz
El disco gira. Es de vinilo, sea lo que sea el vinilo. Es negro y brillante y un microsurco lo recorre en espiral, desde el I’d like to do a song of a great social and poetical hasta el That’s it! y la risita de la Janis: parece tan viva. La letra avanza a 45 r.p.m. Erre, pe, eme. Todos sabíamos entonces lo que significaban aquellas siglas: rpm, revoluciones por minuto. En Vietnam, en Cuba, en Argelia o Argentina. A una revolución le seguía una contrarrevolución y a esta una contracontrarevolución. Cuarentaycincorevolucionesporminuto. Los hippies en eeuu y en Europa el mayo del sesenta y ocho. Cuarentaycincorevolucionesporminuto así de sencillo. Todavía pensábamos que podíamos cambiar el mundo, que el amor era más fuerte que la guerra y que pasearse en un Mercedes Benz no era incompatible con la causa. La causa. Debería escribirla con mayúsculas porque muchos nos embarcamos en ella y muy pocos supimos de verdad que coño era la causa. Los que conducían Porches y Mercedes sí sabían lo que era la causa. Y el efecto. Los elepés giran más despacio, treintaytresrevolucionesporminuto. Mola escuchar a la Perla a treintaytresrevolucionesporminuto, como si todavía no hubiera llegado a cumplir los veintisiete.
Como homenaje a la música, y como forma de comentario alternativo, quiero compartir con vosotros una canción que esté relacionada con algún aspecto de vuestros relatos. Espero que te guste la que he elegido para el tuyo, aunque no sea la canción de «la Perla» que da título a tu relato.
RADIOHEAD – No surprises
https://youtu.be/LBt60dfwEBY
Muchas gracias Rafa por el esfuerzo que estás realizando poniendo banda sonora a los relatos. Creo que la canción que has elegido encaja muy bien con el tema del relato y desde luego con el temazo de la Janis.
Un fuerte abrazo!!
Qué potencia narrativa despliegas para contar una época en la que aún se creía en grandes causas, había ganas de cambiar el mundo y todo parecía posible, la lucha en sí era ya una filosofía y siempre había enemigos claros. Pero el tiempo demuestra que las cosas no son tan sencillas de cambiar, que el ser humano cae en los mismos errores o muy similares una y otra vez, que no existe nada idílico, de ahí esas revoluciones y contrarrevoluciones, emparejadas con los primeros tocadiscos.
El tiempo pone a cada uno en su lugar. Lo que parecía incuestionable se tambalea y hasta desaparece. Es posible escuchar a Janis Joplin, hasta en un disco de vinilo aún, recientemente rescatados por nostálgicos. Es la magia de la música. La Perla aún sigue viva, transmitiendo sus mensajes, sus inquietudes y su lucha permanente, antes de morir joven.
Un homenaje a una artista, a una de sus canciones emblemáticas y a un tiempo en el que las esperanzas tenían cabida.
Un abrazo y suerte, Juancho
Certero como siempre Ángel, has hecho una perfecta disección del relato, quizás algo generosa. Poco puedo añadir, salvo decir que te estoy enormemente agradecido. Un abrazo grande!!!