5. Meta física
¿Comer hasta atiborrarse: un festín para los sentidos? ¿Vale la pena una vida de sufrimientos sin más fin que la entrega continua a los placeres de la carne? La respuesta es no. No. Anhelamos trascender, salir de esta prisión de huesos, de este valle de sufrimientos por el que sin cesar nos movemos de aquí para allá, mi fiel compañera Enriqueta y yo. Ajenas al resto, nos atiborramos, ganamos insaciables volumen y peso. Engordarmos deseando ver el día en que dejaremos atrás las grasas inservibles y nos elevaremos, fuera de esta cárcel mundana sin rejas ni ventanas. «Ven», me guía Enriqueta en busca de más exquisiteces. Yo, la sigo torpe, pesada, arrastrándome hasta llegar a la altura de su brazo, ávida por zampar. Entoces comprobamos desilusionadas que no, que en esa parte no hay nada apetitoso que engullir. «Paciencia», me consuela Enriqueta, dirigiéndome desanimada a otro lado. «Vivir es renunciar», añade recordándome que ganaremos el cielo: «Solo esperar la salida». Porque las larvas de mosca respetamos los brazos incorruptos de las santas y confiamos en que llegará el día en que tendremos alas. ¡Entonces tendrá sentido esta vida de gusanos!
Muchos planos en tu relato,cada uno inquietante y para mí, muy bien pensados.Al comienzo, me hiciste recordar la dualidad del hombre de la Edad Media, disfrutar lo terreno o renunciar a ello para alcanzar lo divino?
También la visión de la existencia en esta vida como una cárcel para el alma,está impregnada del misticismo de Sta Teresa.
Simbólicamente ese deseo de tener alas y dejar la vida de gusanos,puede aplicarse a muchos congéneres,sumergidos por la tristeza de una existencia vacía.
He encontrado muy creativo tu enfoque y hasta con cierto grado de humor,que los personajes sean larvas personificadas.
MUy buena suerte!!! Me gustó leerte!
Mikel, nos llevas por ese pecado capital tan humano como es la gula para, finalmente, dar un giro genial, y que además nos sumerge en preguntas existenciales. Abrazos y mucha suerte.
Me gusta el ritmo que has ido marcando conforme tus protagonistas se iban moviendo. Nos haces caer en el engaño de humanos, para terminar de una manera un tanto graciosa con esos gusanos que saben respetar a una Santa y desean unas alas.
un abrazo Mikel.
Pues el buen humor y la metafísica no riñen nada. Un gran micro para seres inmundos pero dispuestos a mejorar y evolucionar. Suerte.
Vaya par de larbias, cómo hablan. Muy gracioso.
He necesitado una segunda lectura por la cantidad de conceptos de fondo que has utilizado, pero tengo que decirte que una vez aposentado me parece un relato de esos de genialidad: la consigna, con la santa, con la historia, con la situación de los personajes… y todo eso perfectamente ensamblado gracias al redactado que has propuesto. Enhorabuena y mucha suerte 🙂
El título, genial. El relato desconcertante en su primera mitad, con ese lenguaje tan elaborado y las alusiones a comer en exceso. Y las últimas líneas muy humorísticas (aunque la idea me ha dado mucho asco). Me quedo con la curiosidad de saber cómo se llama la otra larva. Besos y suerte.
Me gusta esocde las larvas siempre hambrientas,con dogmas; esperanzadas siempre ante la promesa de alcanzar el cielo mediante el sacrificio. Sus virtudes son la paciencia y el respeto mostrado al cadáver de una santa. El premio terrenal: Ser moscas! Y de no lograrlo, aún les queda el cielo como inmortales. Como todas las sociedades y la religión, incluida la del culto al dinero.
Suerte!
Muy original. Esa meta morfosis es la muerte de la larva y el nacimiento de la mariposa. Y ese guiño a Santa Teresa es un fin genial.
Besos
Pobres gusanos encontrando de sopetón un brazo incorrupto y sano. Parece que les basta con resucitar en las alas de su metamorfosis una imagen muy lograda y un símil rotundo con la mística que elevó ala Santa. Un relato profundo, muy psicológico en mentes de gusanos.
Muy interesante MIkel.
abrazos y suerte
Vaya giro final más interesante, Mikel. Enhorabuena, no pensé en absoluto que el micro me llevaría hasta dos insectos.¡Qué ingenioso y original! Mucha suerte.
Abrazos