30. MI CASITA DE VIENTO
Cuando llegó a aquel pueblo polvoriento creyó ahogarse en lágrimas de barro pero no hubo tiempo, tenía que comenzar a extraer y colocar lechugas en cajas que se apilaban interminablemente en su área de trabajo.
Nola cruzó el Atlántico en primavera llevando en su mochila la vergüenza de ser madre soltera y dejando atrás a un hijo que no quería.
Desde aquella casa compartida con otros seres tan extranjeros como ella, Nola divisaba una montaña que obligaba a aullar al viento. Le asustaba su ulular y tenía pesadillas en las que animales salvajes devoraban al pequeño. Y así, sin querer, comenzó a quererlo.
Al paso de los años Nola era una mujer más del pueblo y como a ellas, la tierra le iba robando la tersura de la piel y la energía de los riñones.
Al final de la jornada, mientras dentro se escuchaba la charla animada de sus compañeros, Nola se sentaba en el suelo del patio a esperar que el viento llegara, el mismo que tanto le asustara al principio se había convertido en su amigo más fiel, y cada noche, traía a su hijo y lo dejaba caer entre sus brazos poniéndolo a salvo de las alimañas.
Mercedes, has sabido resaltar el, a mi juicio, personaje principal de tu relato: el viento. En el relato pasa de transportador de pesadillas a sensación positiva de bienestar. Me ha gustado cómo tratas el tema de la madre soltera, que no desea al hijo, y que luego comienza a quererlo, en un pueblo en el que pasa de extraña a ser una más.
Felicidades. Un abrazo.
El viento, eso es, ahí quería llegar yo, a que fuera el protagonista principal. Gracias por haberme entendido tan bien. Un abrazo de septiembre.
Cuántas veces lo que nos parece hermoso también nos resulta triste, como ocurre con tu relato. La inmigrante que, perdiendo la juventud y la fuerza, se resigna ante su realidad actual. Menos mal que aún le queda alguna ilusión, y el viento. Enhorabuena y suerte. Saludos.
Y da la casualidad, Jeaús, de que suele ser así. Conocí a una chica que decía, ya no escribo más porque todo lo que me sale es triste. Yo creo que ella no se dio cuenta de que no era triste sino que estaba lleno de sentimiento, lo que escribía.
Nola, seguramente tuvo tiempo para reír y gozar ya que todos lo días no pueden ser así de grises, y mírala, ahí está como bien dices, con la ilusión de que el viento no dejara de acercarse hasta ella.
Agradecida Jesús, mucho. Feliz noche de septiembre, noche en la que por fin se respira.
Bello relato, cuajado de imágenes potentes: «Creyó ahogarse en lágrimas de barro». A través de una prosa llena de poesía, en la que no podía faltar el viento, elemento poético por excelencia, nos llevas al interior de esa mujer, a esa «casa» habitada por una gran ausencia.
Muy buen micro, Mercedes. Un saludo.
Esas mujeres, esas personas que vienen desde tan lejos y se hacinan en las viviendas dejando atrás todo, tienen un gran valor. Un ejemplo insuperable de adaptación y resignación al mismo tiempo.
Gracias Manoli por hacerme los honores y dejar este comentario que me ha encantado.
También para ti una noche especial y si no con viento, pues que llegue la brisa y envuelva tus sueños.
Llegar, por necesidad, a una tierra extraña, un terreno que al principio la protagonista siente como hostil. Adaptarse, a fuerza de trabajo, configurar una nueva vida, llegar a fundirse con el entorno, a cambio de perder energía y tersura, porque no hay que engañarse: todo tiene un precio. La naturaleza, especialmente simbolizada en el viento, es el mejor hogar que nunca pudo imaginar.
Un relato cuajado de buenas descripciones y sensaciones que contagian al lector, que le hacen sentir empatía y comprensión hacia los cambios que esa mujer experimenta.
Un abrazo, Mercedes. Suerte
Eso es lo que más ne gusta de escribir, poder transmitir una imagen, una secuencia, una escena y que, como dices, el lector pueda ver lo mismo que yo veo cuando imagino la historia.
Me ha encantado que lo digas. Gracias Miguel Angel. Allá donde vivas que los meteoros te sean favorables.
Y feliz vida.
Gracias Ana, por tu bonito comentario sobre mi relato y por la canción tan emblemática que me has dejado. Ahora ya la puedo cantar antes de dormir, casi, casi me la sabía.
Gracias Ana. Que disfrutes de una bonita noche y un mejor amanecer.
Bueno Ana, pues lo dicho, vamos todos a cantar. Ja, ja, ja.
Feliz noche y feliz vida.
Las circunstancias de vida llevan a una madre a empezar un camino duro para sobrevivir. Pero no querer a un hijo es un sentimiento antinatura, y la propia naturaleza, con la complicidad del viento, se encargará de encauzar ese amor, que va creciendo en la distancia hasta ser una fuerza de vida. Muy buen relato, Mercedes. Enhorabuena y abrazos.
Hola Salvador, tienes todita la razón. Más tarde o más temprano las neuronas hacen las conexiones apropiadas y de pronto todo tiene otra luz.Esta vez se llamó viento el emisario, otro día será otra cosa pero siempre llega.
Feliz noche y felices sueños y siempre gracias.
Hola, Mercedes.
El personaje de tu micro es una mujer dura, lo digo por esa frase «dejando atrás a un hijo que no quería». Es difícil pensar en una mujer que no quiera a su hijo, pero sus razones tendría y yo no me meto en eso.
Comienzo a entrever su dulzura maternal aquí: «Y así, sin querer, comenzó a quererlo».
Me gusta muchñisimo el final con ese viento que le trae al hijo, yo creo que es un poco viento y un poco remordimiento.
Besos y suerte.
Cuanto juego da ese viento Que he querido hacer protagonista y que a veces es tan molesto y tan inquietante. A veces incluso llegando a afectar a la Salud mental, como el tan temido Efecto Foen. Aquí, sin embargo, le he dado la vuelta para convertirlo en un elemento amigo y estoy contenta porque parece Que lo he conseguido.
Qué bien que hayas venido Towanda, antes de que el otoño se meta de lleno y el viento deje de ser amable. ..o tal vez no.
Abrazos y felices sueños.
Qué historia tan triste nos cuentas, pero que según avanza nos devuelves la ilusión, tanto a nosotros como a la protagonista. Y si para lograrlo necesitamos un aliado como el viento, mejor que mejor.
Me ha gustado mucho.
Un abrazo otoñal…
Fíjate como el viento se va haciendo un hueco importante en la vida de esa mujer que parece sentirse sola y culpable…pero nunca estamos solos en el universo, algo sucederá que nos devuelva la chispa, el entusiasmo. El sol, la lluvia, el viento…
qué será, será. ..gracias por venir y un abrazo
Mercedes, le das medicina a su mal de una forma poetica y dulce. Suerte y saludos
Gracias Calamanda, tu frase, tan concisa y tan especial. Tan breve y cuántas cosas bonitas dice. ¡Qué bien! ¡Un lujo! gracias y feliz noche. Abrazos.
Has puesto mucho sentimiento y delicadeza en este relato.
Me ha llamado la atención y gustado la imagen del viento, que nos arrastra a todos.
Besito virtual, Mercedes
Gracias María Jesús, es cierto eso del sentimiento y la emoción. Me alegra que hayas dado una vuelta por mi casita de viento y hayas encontrado eb él a un amigo.
Besos y buenas noches.
Siempre el viento…..Nos lleva, nos trae, nos deja y nos asusta. Nadie mejor que tú para describirlo y también describir la pena de esas pobres mujeres que vienen con miedos y esperanzas para labrarse un porvenir que nunca llega.¡¡ Me ha emocionado mucho escritora!! Besos de Antonio.
Siempre in placer poder enviarte un abrazo a través de este mundo de palabras que nos une.Un feliz fin de semana y una feliz vida.
Un relato sentido y bien escrito.
Felicidades y abrazos a través del viento.
Gracias María, me alegra que tengas esa opinión del micro. Un abrazo y feliz noche. Ya octubre avanzado y aún calor a mediodía. ¿Qué va a ser de nosotros yde los cultivos? igual Nola tiene que regresar a su país…quien sabe…
Qué dolor tan grande. Tu relato tan bien contado, me hace estremecer de tristeza. Felicidades Mercedes. Un abrazo!
Gracias María. Cuando te acuestes, no pienses en el dolor, tuyo ni de nadie. eso te permitirá estar fuerte mañana para poder afrontar las penurias de la Tierra. Un abrazo, que estés feliz.
Una vida triste que bien puede ser la de tantas jóvenes que llegan desde un pasado incierto a un futuro que quizá lo sea mas. Me gusta la magia de ese viento, siempre alrededor de ella y me gustaría imaginar que de verdad se encuentra con su hijo, porque aunque dice no quererlo, nunca lo ha olvidado y en sueños lo acuna.
Muy bien contada, felicidades.
El viento, el viento, que tantos días me ha producido inquietud y que ahora es mi amigo y deseo su llegada a través de la montaña, que diría Nola.
Seguro que está con su hijo, de hecho, hoy me ha parecido verlos caminando por la acera del pueblo que los acogió.
Y que la imaginación nunca falte verdad Asunción.
Un abrazo de noche que aquí ni es otoño ni es na ¡qué bochorno!