92. Mi hermana menor
Se me hace difícil verla en la pantalla; con la melena suelta, unas botas altas de charol y una minifalda de esas que dan vértigo. Mis amigos miran embobados la película, mientras yo no puedo evitar una punzada en el estómago cuando empieza a enseñar sus vergüenzas. Sin sus pestañas postizas y esos rabillos que se pinta en los ojos, vuelve a tener veintiún años.
—No seas antiguo —me dice ya en casa, enfundada en su pijama de franela—. España está cambiando.
Me entran ganas de decirle que, mientras el país se libera, los hombres siguen presos de los mismos instintos; pero ahora, visualizarlos solo cuesta una peseta.
Me gusta mucho tu texto, pocas palabras y mucho sentimiento. Muy bien cerrado.
Sí, muy emotivo
María, la epoca del destape dio para mucho, tu cuento lo demuestra. Suerte y saludos
Buenas imágenes para describir lo que fue los inicios del destape.
Suerte.
Lo has contado a la perfección. Nos has llevado con poco a una escena posible de hace cuarenta años y a una reflexión que todavía hoy sigue vigente. Está muy bien cerrado. Un abrazo y suerte 🙂
Muy bueno, merecida mención, enhorabuena.
Enhorabuena por la mención, María. Muestras muy bien como cambia el sentimiento cuando te toca en la familia. La castración sexual de aquella época fue tremenda.
Enhorabuena María, lo cuentas muy bien y no está tan lejos como parece, a pesar de las pesetas.
Besos.
Gracias a todos por vuestros comentarios. Pensar en los setenta me trajo de inmediato aquella realidad que se difuminaba a través de una pantalla de cine. He disfrutado escribiéndolo, me alegra que vosotros lo hayáis hecho con su lectura. Un abrazo.