21. Mi musa araña
Probablemente, vuestras musas se parezcan a esos juguetones seres de vaporosos tejidos rosa que revolotean entra cabeza y corazón intentando, con dedicación y sutileza, que ambos vibren en sintonía. Pues bien, mi musa no se parece en nada a las vuestras, la mía araña. Más veces de las que me gustaría, me propina enrabietados zarpazos al comprobar los lamentables frutos de la semilla de su inspiración. La verdad es que no me quito merito; sacar de quicio a una musa no está al alcance de cualquiera.
Ya han pasado seis meses desde mi última pifia y no sé nada de ella, se marchó con un «ya te vale…» y aún no ha vuelto. Tampoco me extraña, pedirle paciencia para un tipo como yo, debe ser mucho pedir. Mientras tanto, aquí sigo, esperándola, tumbado boca arriba con mi cabeza hueca apoyada sobre mis manos entrecruzadas sin dejar pasar ninguna imperfección del techo. Solo espero que regrese pronto, porque esa familia de musarañas se está empezando a mosquear conmigo por mirón.
Nadie sabe dónde ni cuándo encontrará la inspiración. Las musas son caprichosas y esquivas, la de tu protagonista es aún más peculiar, como también lo es él. Quizá si se sentase frente a un papel ayudaría algo a que él animalito cumpliera su función, pero entonces perdería su particularidad, la que le hace diferente. Quién sabe, tal vez solo sea cuestión de tiempo, mientras espera tumbado.
Un relato sobre la búsqueda de la genialidad de una forma original, de la que nada se puede criticar, cuando no hay nada escrito y cada cual tiene la suya.
Un abrazo grande, Antonio. Buen verano y suerte
Bueno,yo creo que,si tú eres el portavoz de esa musa que araña con tanta rabia,no cabe duda de que tienes la virtud de transformar, sus arañazos en poesía. Felicidades y suerte.
No creas, Javier, la tengo muy ‘resabiá’, aunque espero que vuelva. Quien sabe …
Mil gracias por pasarte y dejarme tu estimulante comentario.
Un fuerte abrazo.
Gracias por tus palabras, Ángel. Siempre presentes, siempre certeras. Contar con tu inagotable generosidad es un auténtico privilegio.
Te envío un abrazo tan grande como el tiempo transcurrido, demasiado, desde el último que te mandé.
Que disfrutes del verano.
Un poco de humor siempre viene bien, me ha gustado mucho. No veas, la mía ha envejecido y se ha fugado con la imaginación. Un beso.
Pues no sabes cuánto me alegro de que te haya gustado, Maite.
Ten paciencia, verás como vuelven con la inspiración entre las piernas; sin ti no son nada.
Un besazo.
Las musas siempre tan esquivas, pero la tuya parece que no te ha abandonado: una propuesta divertida y original.
Suerte y abrazo
Me da que cuando lea tu musa-araña lo que has escrito sobre ella se va a enfadar «musísimo» contigo, Antonio. Muy original y divertido. Suerte y un abrazo.