57. Mi vecina
Llega a fin de mes con su sueldo de limpiadora, a pesar de los tres niños, la hipoteca y su marido alcohólico.
Cuando se topó con infidelidades, puso la botella de ginebra de patitas en la calle.
Cuando expulsaron al pequeño del colegio, fregó suelos con ella.
Cuando el banco le denegó la tarjeta, lo demandó por cláusulas abusivas.
No sabe pintar. Ni escribir. Ni esculpir. Pero baila sobre mojado como la mejor de las artistas.
Me encanta lo de poner botella de ginebra de patitas en la calle. Un artista escribiendo sobre otra artista. Felicidades y suerte, Fernando.
Muchas gracias, Asier, sobre todo por lo de artista… ¡No sé dibujar ni siquiera un rosco! Un abrazo.
Ay, esas artistas anónimas de la vida, que hacen filigranas con lo poco que tienen.
Un bonito relato, Fernando.
Suerte y un beso.
Ciertamente es un arte, y de los grandes, el saber sortear los obstáculos de la vida. Pena que no se enseñe y haya que aprenderlo en carne propia. Doblemente meritorio por eso, para tu personaje.
Un relato que transmite frescura y arte del bueno. Saludos, Fernando.
Fernando, cuentas mas de lo dices en esta historia de la vida cotidiana. Suerte y saludos
artistas y un par de bemoles, afortunadamente, el mundo sobrevive a base de artistas así, y a mucha honra.
Para qué contarlo más largo si todo lo dicho ya está????
Felicidades y suerte